Wednesday, June 25, 2008

La pelota no se mancha



Hace 10 años laburaba como redactor de una revista infantil y se estaba haciendo una suerte de enciclopedia de la Argentina que tocaba numerosos temas: desde historia y geografía, hasta ciencia y deportes. Una conocida escritora infantil tenía a su cargo la parte de Deportes y estaba eligiendo los grandes campeones y figuras del deporte argentino: así aparecían el Diego, la Selección del '86, Reutemann, Fangio, Vilas, Sabatini, Porta... Pero faltaban el campeón del '78 y Monzón.
En una reunión de redacción señalé ambas ausencias, imaginando de todas maneras por dónde venía la mano. Monzón quedaba afuera por dos motivos: estaba en la cárcel por matar (accidentalmente) a su mujer y además ella no consideraba un deporte al boxeo. Y el Mundial '78, según su visión de las cosas, no podía estar bajo ningún concepto ya que había sido "propaganda del Proceso".
Respecto a Monzón, mi respuesta fue: "Flaca, el Diego se da con merca, ¿lo vas a sacar por eso? ¿Vas a negar la dimensión deportiva (que es de lo que estás hablando) por las desgracias de su vida personal? Además, vos no podés decretar que el boxeo no es un deporte. Si no, dejá afuera al rugby también, que puede llegar a un alto grado de violencia y no lo pongas a Porta". Obviamente no le hizo mella, como tampoco lo haría mi opinión respecto al '78.
A ver, todos sabemos en qué contexto se desarrolló ese Mundial, todos sabemos que la ESMA estaba a apenas unas cuadras del lugar en el que se jugaba la final, todos sufrimos el mismo asco al ver las imagenes de la Junta festejando en el palco, nadie tiene dudas de que el Proceso pensó en utilizar el Mundial como una formidable propaganda para el regimen. Todo eso está claro.
Pero de allí a menoscabar el logro deportivo, por esos motivos, hay una distancia importante. Por un par de razones.
La primera de ellas es futbolística. Argentina fue el mejor equipo del torneo, claramente. Incluso en el partido que perdió con Italia, lo hizo inmerecidamente. Los jugadores no estaban al tanto de lo que ocurría -con la excepción de Tarantini, que tenía un familiar desaparecido- y por otra parte estaban jugando para darle una alegría al hincha, no a Videla y cía. Argentina no tuvo el camino fácil: perdió con Italia, lo que hizo que tuviera que irse a jugar a Rosario, empató en un partido durísimo con Brasil, y tuvo que ir al alargue con Holanda, con un tiro en el palo a segundos del final. Por otra parte, repasemos rivales: Holanda, Francia, Italia, Brasil, la Polonia de esa época que era una maquinita... Jodido. Pero a casi todos ellos los superó con autoridad, jugando muy bien al fútbol.
Después está el famoso partido con Perú. Hay varias lecturas para ese partido. Lógicamente, los detractores de la Selección del '78 dan por descontado que estaba arreglado. Pero cualquiera que recuerde un poco más allá, puede enumerar un par de conceptos importantes. Argentina tenía que hacerle 4 a Perú, pero le hizo 6. Apenas dos meses antes le había clavado 4 en un tiempo y en Lima. Perú perdió todos los partidos de la segunda rueda: 1-0 con Polonia y 3-0 con Brasil. De hecho, llegó al partido con Argentina después de perder con Polonia y Brasil. Es decir, llegó a enfrentar a la Argentina derrumbado anímicamente, vapuleado futbolísticamente y eliminado de la competencia. Ergo: golear a Perú no era una misión imposible ni mucho menos. Con un panorama semejante, Argentina le metió 6 a Serbia en el último Mundial. Pero encima, antes de los primeros quince minutos de juego, Perú le metió dos tiros en los palos a la Argentina. Dos tiros que si entraban, andá a cantarle a Gardel. Cualquiera que haya jugado alguna vez, sabe que los tiros en los palos no son algo arreglable. Uno la puede tirar a las manos del arquero, o reventarla por encima del travesaño, pero nadie está capacitado técnicamente para darle adrede a un palo con la pelota en movimiento. Amén de que, quien revea el partido, se va a dar cuenta de que los peruanos le metían rigor a la marca, no era que los jugadores argentinos pasaban caminando. A lo que voy es: ¿puede haber habido un arreglo? Qué duda cabe, estamos hablando del Proceso, tratando de asegurarse el peso propagandístico que podía tener una Argentina finalista del Mundial. Pero la realidad dicta que, en primer lugar, el arreglo no ha podido ser demostrado aún. Y, en mi opinión personal, de haber existido se me ocurre que no todo el equipo peruano estaba arreglado, porque si no, no se explican ni los dos tiros en los palos, ni la vehemencia con que jugaron los peruanos. Y hay algo que me queda clarísimo: si algunos jugadores peruanos fueron a menos, los jugadores argentinos no tenían la más mínima idea.
Justamente, la vida de cronista deportivo me ha llevado a conocer a muchos de los jugadores del '78. Y qué quieren que les diga: tipos como Fillol, Luque, Kempes, Bertoni, Ardiles, el Tolo Gallego, son tipos nobles, rectos, a los que realmente les duele que los quieran poner en un papel que estuvieron lejos de protagonizar: el de cómplices de la dictadura.

La otra gran razón podría denominarse como política, aunque no estoy del todo seguro si ese es el término adecuado. En este plano, entiendo que la realidad es que en 1978, la cantidad de gente que sabía lo que estaba pasando era menor. Sacando de la película a aquellas partes interesadas (los que sabían y apoyaban que así fuera; y los que sabían, y luchaban contra lo que estaba ocurriendo), había una enorme masa de gente que no sabía de la existencia de desaparecidos, ni de los campos. Y no es algo tan extraño que así fuera. Durante la Segunda Guerra Mundial, millones de alemanes no tenían ni idea de la existencia de los campos de concentración ni de la Solución Final. Pensaban que los judíos habían sido deportados, pero no se les cruzaba por la cabeza otra posibilidad, porque no les cabía en la cabeza -además- una posibilidad tan horrorosa.
Siguiendo esa línea de pensamiento, no puede caerse en esa postura condenatoria de "deberían haber sabido, deberían haber tomado posición". No podían saberlo. E, incluso, en el caso de saberlo no tenían por qué tomar posición. E incluso si hubieran tomado posición, se torna absurdo boicotear un hecho deportivo porque los milicos quisieron utilizarlo políticamente. Aclaro esta última apreciación, por que sé que puede ser tomada para el churrete. La utilización política de eventos deportivos es un clásico de la Historia. Lo ha hecho Mussolini con el Mundial de Italia y Hitler con los Juegos Olímpicos. Y también lo hizo Alfonsín en el 86 y el Turco en el 90, llevando a Diego & Co. al balcón de la Rosada. Yo pregunto, ¿alguien fue tan pelotudo de creer que Alfonsín o el Turco tuvieron algo que ver con el éxito deportivo de esas selecciones? A lo que voy: es cierto que si los boludos volaran sería todo el tiempo de noche, pero la gente no es taaaan pelotuda. Nadie pensó que la dictadura tenía algún merito en lo que hicieron Kempes y los suyos dentro del campo de juego. Nadie. La propaganda no funcionó.
Por otra parte, como bajo toda dictadura, existía una mayoría silenciosa, que trataba de seguir haciendo su vida lo más "normalmente" posible. Alguno podrá reclamarle cobardía, pero no todo el mundo tiene por qué ser valiente. Ya lo graficó Quino alguna vez con Felipe, puesto entre la alternativa de "Morir de pie o vivir de rodillas", él eligió su "Y digo yo, ¿no es posible subsistir sentado?". Seres humanos, no superhombres. Para esa porción de gente, mayoritaria ella, que en general no sabía lo que ocurría más allá de la propaganda oficial, el Mundial era una buena excusa para estar unidos con lo único que parece capaz de unir a la gente en este país: la Selección. Y entonces festejó y disfrutó conforme a la dimensión del evento: Argentina campeón del mundo por primera vez.
No se puede buscarle la quinta pata al gato siempre. No me cierra el concepto bushiano: estabas a favor o en contra de la dictadura. Si no tomabas posición eras cómplice. Dejemos la ausencia de grises para Hebe, o para Patti. Porque si se asume esa postura, todo lo que haya sido hecho en cualquier campo, entre 1976 y 1983, es pausible de ser repudiado como posible propaganda dictatorial o como escapismo burgués. Reutemann, Monzón, Vilas, Boca e Independiente campeones de América e Intercontinental, la Selección Juvenil '79, tanto como cualquier hallazgo científico, o como cualquier talento artístico que no se haya exiliado (una porción muuuuy grande). Utilizando ese criterio cualquier cosa se vuelve cuestionable. Y ahí es cuando, queda claro, se está meando fuera del tarro.

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3 Comments:

Blogger 1+ said...

Estoy de acuerdo. Yo tenía 12 años y, según recuerdo, éramos muchos los que no teníamos idea del genocidio en curso. Si hoy en día tanta gente compra alegremente el discurso que le venden los medios, ¿qué se podía esperar en aquel momento, cuando era muchísimo más difícil en la vida cotidiana del ciudadano común llegar a oír otros discursos alternativos?
En cuanto a los jugadores, ¿qué deberían haber hecho? ¿Renunciar en bloque, todos los futbolistas profesionales, a la selección? ¿Jugar el Mundial pero yendo a menos, para cagarle a los milicos la propaganda montada? No jodamos.
En aquel plantel debió haber habido distintas opiniones políticas, si es que en algún momento de descanso surgía el tema, pero hasta donde sé ninguno de ellos metió picana ni tiró gente al medio del río: jugaban al fóbal, y jugaban muy bien. Deberíamos dedicarnos a juzgar a tanto genocida que sigue suelto en lugar de negarles la gloria deportiva que se ganaron de a once contra once.
Si no es así, ¿por qué no cambiar la camiseta de la selección? Después de todo esa de anchas franjas celestes y blancas se puede asociar a aquel primer campeonato que sirvió de propaganda al Proceso...
Muy buen artículo. Saludos.

5:41 PM

 
Blogger beto9 said...

Gracias 1+! Saludos.

4:58 AM

 
Blogger The Marott said...

Totalmente de acuerdo. Excelente artículo. Un abrazo.

6:48 AM

 

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