Friday, May 30, 2008

Indy no pierde las mañas



Necesito que quede claro: soy un fanático rabioso del cine de aventuras. En este tipo de películas además, soy muy clásico: me gusta que haya un héroe con puños de acero, de esos que nunca pierden el sombrero, me gusta que los malos sean viciosamente malos, me gusta que ocurran cosas imposibles que mi razón acepta porque está totalmente sometida al universo interno de la película. En síntesis, megusta que las películas de acción sean como Indiana Jones.
A eso se le suma un amor particular por Indy. Siempre me fascinó la Historia, desde muy chico. En primer grado yo generaba juegos con mis amigos que incluían: jugar a Taras Bulba, a Alejandro Magno, a Aníbal Barca... No confundía egipcios con cruzados, ni a Carlomagno con Alejandro. Y, lógicamente, tenía clarísimo que, cuando fuera grande, iba a ser arqueólogo. Así que pueden imaginar lo que fue para mí cuando me senté en un cine y conocí a Indy.
Está claro que Lucas y Spielberg -que son cualquier cosa menos boludos- tenían muy claro con que elementos confeccionar el personaje. Lucas quería resucitar el género de aventuras, ese que parecía absolutamente muerto a fines de los ’70. El género de aventuras que, en la oscuridad de las matineés de los ‘50, y también en las series clásicas de televisión de los años ‘40 y ‘50, como “Spy Smasher”, “Mashed Marvel”, “Perils of Nyoka” o “Secret Service in the Darkest África”, había embelesado a ambos amigos. Lucas estaba decidido a rescatar del olvido a esos aventureros de los años dorados de Hollywood, que en tierras lejanas e inexploradas, buscaban tesoros, al tiempo que salvaban chicas bonitas y le arruinaban a los nazis sus planes de dominación mundial. Y para realizar su sueño, Lucas había ideado a Henry “Indiana” Smith, un eminente arqueólogo que, cuando no estaba enseñando en la universidad, se convertía en un aventurero de la estirpe que Lucas había adorado en su infancia. Steven Spielberg quedó fascinado con la idea, más aún porque él soñaba con dirigir una película de James Bond, y visualizaba a Indiana Smith como una suerte de Bond, pero ubicado temporalmente en los años ’30 y sin la tecnología del agente británico.
Para alegría de Spielberg a quien no le gustaba el nombre, el Smith quedó en el olvido y fue reemplazado por Jones, manteniendo el “Indiana“, con el que George Lucas homenajeaba a su perro favorito. Lucas le encargó el guión a Lawrence Kasdan, quien había coescrito el de “El Imperio Contraataca”, pidiéndole un personaje que combinara el Erroll Flynn romántico pero cínico de El burlador de Castilla, con el Bogart duro e inescrupuloso de el “El tesoro de la Sierra Madre”. El diseño de la imagen del personaje cayó en las manos del dibujante de historietas Jim Steranko. Claro que Lucas tenía varios puntos muy definidos de antemano: Indiana debería usar un látigo, como El Zorro; un sombrero fedora y barba de tres días, como Humphrey Bogart en “Sierra Madre”; y una campera de aviador, evocando a Charlton Heston en “Secretos de los Incas”. Steranko aportó lo vistió de khaki, le colocó un cinturón Sam Browne (ancho, de cuero, con hebilla grande y una banda en diagonal sobre el pecho) y un viejo revólver en su respectiva cartuchera, igualito a Alan Ladd en “China”.
Después, hubo que buscar quién encarnara a Indy. Por suerte, a último momento se cayó Tom Selleck, y el elegido fue Harrison Ford. Nadie podría hacerlo mejor.
Tres maravillosas películas construyeron un clásico inoxidable. El tiempo pasó y un día, Lucas y Spielberg sintieron que todavía tenían historias para contar -que no me vengan con boludeces de "billetes para contar", los dos tipos no los necesitan- y 18 años después Indy se encuentra en un mundo distinto. Ya no hay nazis, ahora los villanos son lossoviéticos, ya pasó la Segunda Guerra Mundial -en la que el doctor Jones se había destacado como agente secreto, un guiño a Spielberg- y estamos a mediados de los '50. Son tiempos de Guerra Fría, macarthismo, ovnis, jets, terror nuclear, Marlon Brando y sus rebeliones sin causa... Inmejorables tiempos para ubicar una nueva aventura del gran Indiana.
El resultado es estupendo. Al principio, choca un poco ver a Indy avejentado, pero ese impacto se esfuma de inmediato. Es el mismo grandioso personaje, con menos destreza física, pero más mañas y más sabiduría. El paso del tiempo está excelentemente manejado, con humor y con vueltas de tuerca dentro de la historia que la enriquecen. Y el contraste entre el viejo héroe y este nuevo mundo, repleto de los elementos enumerados más arriba, le da un nuevo sabor a la historia y al personaje, que los revitalizan. Sintetizando, porque no quiero revelar nada de la trama: convoco a todos los fervientes seguidores del gran arqueólogo a visitar el Reino de la Calavera de Cristal. No podrán arrepentirse.

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3 Comments:

Anonymous Anonymous said...

Ay, Beto, Beto, Beto, mi querido Beto, concuerdo con todo: la leyenda Indiana Jones, la construcción de su personaje, lo intocable de las primeras películas y la esperadísima cuarta película, pero... la decepción que me causó aún me deja un sabor amargo.

Indiana es Indiana, pero verlo sobrevivir a esa bomba atómica, de esa manera, por más Indiana que sea, me pareció un chiste malísimo y desde entonces ya no tomé nada en serio. Y sus películas me tenían de cómplice, siempre, incluso en sus más imposibles "salvadas", pero acá me dejaron afuera.

Ok, los extrarrestres en esa época, pueden ser tan creíbles o increíbles como el Arca o el Santo Grial, pero no encajaba con Indiana Jones, demasiada ciencia ficción. Otra cosa que me dejó afuera.

Spielberg, el gran director, por más ritmo que tenga en el montaje o en las escenas de acción, parecía de piloto automático acá. Y George Lucas, por más respeto que le tenga, metió demasiada mano. Me refiero a los efectos digitales. Una cosa es darle sabor a ciertas cosas y otra irse al carajo con marmotas, monitos y hormigas. Completamente infantil. Sin olvidar a Shia of the Jungle... marula!!!

En fin, hay más en www.fotolog.com/timoka. Todo es cuestión de opinión, aquí diferimos bastante, pero en el fondo es una buena, pasable, película. Quizás en un tiempo le tenga más cariño.

8:34 AM

 
Blogger The Marott said...

Yo me comí el semi-bodrio de Sex and the City pero la próxima será Indiana Jones. Petacular el pos'.

8:59 AM

 
Blogger beto9 said...

Es que a mí ese tipo de salvadas son justamente las que me encantan. Esas cosas que exceden demasiado lo imposible, para mí le dan una suerte de realismo mágico que me encanta. Y lo de los ET me encantó, porque es aboslutamente de esa época. En fin, como usted muy bien dice, licenciado, en esta diferimos bastante. Abrazo grande.

11:27 AM

 

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