Thursday, December 28, 2006

Grunge XXVIII: "This is the end, beautiful friend"

Por esa misma época yo había empezado con mis clases de canto. Sí, sí. Mi vida ya estaba más ordenada o, si se quiere, aceitada en su funcionamiento. Y así, para mi pesar, me quedó claro que podría haber seguido con la banda, mientras tomaba clases de canto. Pero el daño ya estaba hecho, ya me había ido. Nos fuimos todos juntos de vacaciones: el Negro, Ale, Mariano y yo. Fuimos a La Paloma, con Agustina y con Montse, aunque Agustina fue a la casa que habían alquilado los padres, mientras nosotros nos amuchábamos en una casita que habíamos alquilado entre todos. Fueron hermosas vacaciones, la pasamos de diez. Y comprobé que nuestra amistad estaba intacta. También comprobé que ya no podría volver a la banda. They had moved over, para quien entienda el "barbarismo anglosajón". Es cierto que habían fletado a este muñeco, es cierto que yo estaba estudiando canto, es cierto que ellos aún no tenían cantante, es cierto que mis tiempos se habían acomodado. Pero algo se había roto, ese vínculo más profundo que da vida a las bandas. Esa magia única que nace de la espontaneidad con la que un grupo de tipos se junta a crear música. Así que solo me quedó asumirlo, no sin cierta bronca y hasta, por qué no, resentimiento. Ya sé, ustedes dirán: "vos elegiste irte, ellos querían que sigas". Pero bueno, los sentimientos son así, suelen desconocer las razones de la razón. Volvimos a Buenos Aires y me encontré con la grata presencia de "Jar of Flies" de Alice In Chains en las bateas. Tabasco seguía existiendo, a duras penas, porque cada vez se les hacía más complicado sobrevivir, entre precios de entradas económicos, presiones vecinales y coimas federales. Pero no era solo eso. Todo estaba cambiando demasiado rápido. MTV había transformado al grunge en música mainstream. Aparecían cosas como Silverchair y Candlebox, el neo grunge que daría lugar más tarde a cosas como Creed y Staind. La magia se esfumaba, el grunge tambaleaba cuando Oasis, Blur y Suede empezaban a tirar sus primeros golpes de nocaut. Cobain, Vedder, Cornell y Staley abandonaban las paredes adolescentes, y en su lugar aparecían estos británicos arrogantes que "le afanaban todo a los Beatles". Encima, en abril, Kurt se metió el caño de una escopeta en la boca y declaró el final de todo. Ya había avisado en Roma, un mes antes, y era como que todos sabíamos que estaba al caer. No fue sorpresa, fue una tristísima crónica de una muerte anunciada. Cierto, Soundgarden sacaría su mejor disco ese mismo año y nos daría una esperanza de que el reinado del grunge tenía vida por delante. Incluso en 1995 vendrían el último disco de Alice In Chains y "Mellon Collie" de los Pumpkins. Pero eran solo los últimos estertores. Todo terminó el 5 de abril de 1994, aunque yo me resistiera a aceptarlo, a darme cuenta.
Cuando me sentí confiado con mi nivel como cantante, empecé a buscar banda. Mi profesor estaba admirado de la velocidad con la que había progresado, lo cual me alentó más aún. Caminando por la Bond Street, ví el cartelito: "Banda busca cantante onda Hendrix, Stooges, Soundgarden, Rage Against the Machine". Llamé de inmediato. Me junté con ellos -Emiliano, Damián, Jero- en el departamento de Emiliano. Emiliano era un torbellino de entusiasmo, tiraba conceptos, preguntaba, me mostraba bases de canciones. Damián era el reflexivo, que metía bocados aquí y allá, y equilibraba la desmesura de Emiliano. Jero era el silencioso, que observaba todo, aprobando o no con un gesto de cabeza. Acordamos juntarnos en una sala a tocar, para probar. Elegimos algunos covers para ver qué onda: "Black" de Pearl Jam, "I wanna be your dog" de los Stooges y ya no recuerdo cuál más. Fuimos a la sala, tocamos. Me sentía Gardel. Podía cantar "Black" con una potencia y una intensidad inéditas, llegaba a todas las notas, mantenía mi línea vocal: cantaba. Y bueno, con "I wanna be your dog" sacaba lo otro, eso que había sido mi mayor mérito en "Señor de las Moscas", ser un dínamo de energía desatada, tirar las entrañas sobre la canción. Quedé. Nació Sudor Sudaca. Pero esa es otra historia...
De a poquito fui dejando de ir a Tabasco. Las excusas eran muchas, empezando porque prefería quedarme enfiestado con Agustina que ir a hacer pogo. Siguiendo porque la música de Tabasco había dejado atrás el grunge -que se escuchaba con cuenta gotas- por el metal. Y después de una redada policial en la que nos hicieron abandonar el local, me llené las bolas y no fui más. Me estaba alejando de los chicos, y me lo hicieron sentir. A ellos también les tildó un poco que estuviera en otra banda. Y yo también sentía cierto sabor a revancha, a decir "miren, ¿querían que aprenda a cantar? Acá estoy". Aunque en el fondo sabía que me quería matar, que ya no era lo mismo. Ellos, además, estaban tocando con una chica en voz. Pero no pasaría demasiado tiempo para que Señor de las Moscas se terminara. A fines de 1994, el grunge era un enfermo terminal, Tabasco había cerrado sus puertas y Señor de las Moscas había dejado de existir.

1 Comments:

Blogger beto9 said...

Gracias Bee! Para mí aquella fue una época muy linda y siempre me quise sacar las ganas de escribir sobre ella. Así que, acá estamos. Saludos!

12:30 PM

 

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