Thursday, November 15, 2007

Cine para una isla desierta Vol 4

76- La leyenda del jinete sin cabeza (1999)
La dirige: Tim Burton
Actúan: Johnny Depp, Christopher Walken, Christina Ricci, Christopher Lee


Veamos: Tim Burton + Johnny Depp + Christina Ricci + Christopher Walken + Christopher Lee, todos juntos en una película de ¿terror? = tiene que producirse una catástrofe para que la película no sea por lo menos buena.

Por suerte esa catástrofe no se produce y el resultado es esta estupenda, aunque muy libre adaptación del relato de Washington Irving. No llega a ser excelente porque le falta la originalidad y profundidad de otros personajes de Burton como Beetlejuice, Edward Scissorhands o Jack. Pero los climas y escenarios oscuros que tan bien maneja Burton, esos que parecen salidos de un libro de historietas, están en toda su dimensión. Y lo mismo ocurre con la somnolienta ambientación de Sleepy Hollow, que es una fiel reproducción de lo que transmite el relato de Washington Irving. La caracterización que hace Johnny Depp de Ichabod Crane también es magistral, se nota que Johnny leyó bien el librito de Irving. Claro, aquí está la primera diferencia: donde en el libro Crane era un maestro de escuela cobarde, racional y un poco torpe, aquí es un detective cobarde, racional y perseguido por los fantasmas de un pasado oscuro. Detective que es enviado desde Nueva York para investigar los misteriosos asesinatos que están teniendo lugar en los bosques que rodean la aldeíta de Sleepy Hollow, en plena Nueva Inglaterra. Asesinatos que tienen en común la decapitación de las víctimas.

Crane viaja a Sleepy Hollow y se encuentra con una vieja leyenda que habla del fantasma de un jinete Hessiano (un cuerpo de mercenarios alemanes que servía en el ejército inglés) que se dedica a coleccionar cabezas ajenas. Nuestro detective, racional él, no cree nada y se pone a investigar, seguido a sol y sombra por la inquietante Katrina Van Tassel, una lugareña que le empieza a revolotear en la cabeza y que le genera atracción y rechazo en iguales dósis. ¿Por qué? Es que la bella Katrina también oculta un secreto, como parece hacerlo todo Sleepy Hollow...

A pesar de lo increíblemente bien lograda que está la atmósfera tenebrosa de Sleepy Hollow la película no es aterradora, más bien es... encantadora. Es que Tim Burton tiene esa capacidad para sumergirte en mundos que duran una hora y media pero que te dejan encantando por siempre. Y eso es lo que uno le agradece eternamente.


77- La lengua de las mariposas (1999)
La dirige: José Luis Cuerda
Actúan: Fernando Fernán Gómez, Manuel Lozano

Cómo me gusto esta película! ¡Cómo me conmovió! Toca fibras muy profundas sin caer jamás en los sentimentalismos baratos de Hollywood.

La historia es, esencialmente, la de un pequeño pueblito de Galicia en vísperas de la Guerra Civil, y se centra de manera particular en la relación entre Moncho y su profesor de escuela, don Gregorio. Con apreciable destreza y a través de una serie de viñetas de enorme belleza y sencillez, el director José Luis Cuerda nos interna en la dimensión de ese pueblito, de sus habitantes, nos muestra sus vidas, sus ideas, su sentir y sus miserias. Al mismo tiempo asistimos a la pérdida de la inocencia de Moncho, a quien don Gregorio tratará de enseñarle algo más que matemáticas o historia, intentará mostrarle qué es ser un hombre de bien. Una vez que el espectador se ha involucrado emocionalmente con los personajes, el director le dará un giro de tuerca a la historia que trastocará las vidas de éstos y nuestra percepción del filme. El final será entonces tan profundo como desgarrador.




78- Sexto sentido (1999)
La dirige: M. Night Shyamalan
Actúan: Bruce Willis, Haley Joel Osment, Toni Collette

Bien, está claro que la carrera del amigo Shyamalan se reduce a esta película, ya que el resto fue una sucesión de fiascos. El gran truco de este filme es la estupenda vuelta de tuerca, que le da el sentido al filme. Claro que, afortunadamente, la película puede ser vista más de una vez, ya que mantiene su suspenso aún sabiendo el desenlace, en base a estar excelentemente estructurada. En el plano personal, hay pocos temas que me hagan cagar más de miedo que el de los fantasmas. Y el hecho de que un chico pueda ver gente muerta, y nadie pueda ayudarlo, es sencillamente escalofriante porque dispara los terrores más atávicos. La verdad es que habiendo visto toneladas de películas de terror, ésta me aterró utilizando recursos de lo más convencionales.



79- Réquiem para un sueño (2000)

La dirige: Darren Aronofsky
Actúan: Jared Letto, Jennifer Connelly, Marlon Wayans, Ellen Burstyn

Harry, su novia Marion y su mejor amigo Tyrone son adictos a la heroína. Marion es una chica adinerada, hija de un padre dominante que la mantiene pero del cual quiere escapar. Y lo hace, inyectándose heroína en las venas. Tyrone es un joven negro, lo que cual en Estados Unidos ya implica fuertes posibilidades de andar por los bordes de la sociedad. No sabe muy bien lo que quiere y sí aquello que extraña y no puede recuperar: a su madre. Por eso se inyecta heroína en las venas. Harry no sabe donde está parado, solo sabe que seguir conviviendo con su madre y su simposio de recuerdos de tiempos mejores era demasiado para él, por eso prefiere patear las calles de Coney Island en busca de emociones. Y las encuentra, cada vez que se inyecta heroína en las venas. Claro, Sara Goldfar, su madre, no tiene la más remota idea de en qué anda su hijo. O mejor dicho, lo sabe -ya que constantemente tiene que ir a recuperar el televisor que él se roba para comprar heroína- pero no quiere verlo. Su vida se paralizó al morir su marido y cuando Harry se fue de la casa. Su unico sostén, lo único que le permite levantarse en la mañana y sobrellevar su soledad, es el televisor y su programa favorito, una especie de talk show de autoayuda. Hasta que un día recibe un llamado en el que se le dice que ha sido seleccionada para aparecer en ese programa. Y su vida da un vuelco fenomenal. ¡Ahora millones de personas podrán conocerla! Sabrán que existe, podra contarles sobre lo maravilloso que era su marido y lo dulce que es su hijo. Podrá SER. Y nada mejor para la ocasión que lucir aquel ajustado vestido rojo que tanto excitaba a su hombre. Claro, los años pasaron y el vestido rojo ya no entra, así que Sara Goldfar visita a un dietólogo inescrupuloso que le receta cuatro pastillitas mágicas. Cuatro pastillitas que la harán adelgazar en una semana. Cuatro pastillitas que son la puerta de entrada al infierno.

Harry, por su parte, concibe un plan. Sabe que Marion tiene talento para el diseño y le propone abrir una boutique. Para financiar el proyecto, Harry y Tyron comprarán una cantidad de heroína, la fraccionarán y la revenderán a un mejor precio. Todo parece ir bien, una esperanza se dibuja en el futuro. Pero la adicción no está hecha de esperanzas.

Es que hay una adicción que todos comparten en esta película. Todos son adictos a la peor de las drogas: la desesperanza. Esa desesperanza generada por un sistema que empuja al aislamiento, a la soledad, al vacío, a la ausencia de cualquier valor y contención.

He visto muchas películas sobre drogas, pero ninguna tan buena como esta. La dirección de Darren Aronofsky es impecable, increíblemente buena. El tipo -tal como lo demostrara en "Pi", otro filme de aquellos- simplemente ha creado una manera de filmar la locura, de plasmarla en celuloide con sus ritmos enfermizos y sus explosiones distorsionadas de irrealidad. Su insistencia en filmar la repetición de los actos cotidianos que llevan a los cuatro protagonistas a la locura, es tan efectivo como aterrador. La formidable edición de los últimos devastadores minutos son un ejemplo cinematográfico de cómo crear una tensión insostenible. Y a eso hay que sumarle las actuaciones, una mejor que la otra. Particularmente Ellen Burstyn, que no deja dudas de que ella ES Sarah Goldfar. Increíble. No sé si ganó el Oscar en 2000 -año en que se hizo la película- pero si no lo hizo es una de las más flagrantes injusticias en la historia del cine.

Esta no es una película simpática, ni mucho menos. Es brutal y te deja hecho un moño. No hay nada alentador aquí, sino más bien lo contrario. No podría ser de otra manera cuando los protagonistas se empeñan en destruir sistemáticamente cualquier tipo de esperanza. Pero no verla, mis amigos, es un error imperdonable.





80- Memento (2000)

La dirige: Christopher Nolan
Actúan: Guy Pearce, Carrie Ann Moss, Joe Pantoliano
Esta opinión fue escrita por mi amigo Santiago, que en este caso funciona como crítico invitado.

Los créditos iniciales de “Memento” van para adelante pero la acción va en sentido contrario. Es una foto de Polaroid que, en vez de ir revelándose de a poco, su imagen va desvaneciéndose de a poco. Rewind. Sí, la escena va para atrás, como si el editor la estuviese rebobinando. Esta escena más que atractiva de ver te muestra dos cosas: que el segundo inicial del film, por más que sea rebobinado, es exactamente el final de la película, y que te prepara para lo que será una nueva y original manera de narrar una historia.

Leonard Shelby se encuentra perdido todo el tiempo ya que siempre se olvida de todo. Es que tiene un síndrome, uno que le hace olvidar hechos recientes, lo que le obliga a sacar fotos de gente y anotar nombres, con tal de acordarse de ellos minutos después, cuando su mente vuelve a ponerse en blanco. Sólo puede recordar cosas que le sucedieron antes del “accidente”, aquel donde violaron y asesinaron a su esposa y a él le dieron tremendo golpe que lo dejaron con este problema mental. Leonard busca al asesino, sólo que no sabe quien es y si algo averigua, seguro se le va a olvidar.

Entonces, decide convertir su cuerpo en un anotador ambulante, tatuándose datos del asesino por todo su cuerpo, a medida que los averigua. Pude tener sus iniciales, el número de matrícula, a que se dedica, color de piel, etc. Leonard debe encontrarlo a pesar de su problema y varias veces dudará si está haciendo lo correcto, si está buscando a la persona indicada. Pensarán que se quedarán tranquilos, ya que pueden ver el film sin preocuparse de fijarse en muchas cosas, ya que sólo el protagonista tiene ese problema. Pero se equivocan.

El excelente guión escrito por Christopher Nolan, basado en una historia de su hermano, está planteado para que el espectador se ponga en el lugar de Leonard. ¿Cómo?. Muy fácil (o muy difícil), narrando la historia para atrás. Empezando por el final y terminado con el comienzo, por fragmentos. De esta manera, estaremos tan confundidos como el protagonista, hasta que en el próximo fragmento nos los explican. Entre fragmento y fragmento que va para atrás hay otros, en blanco y negro, que van para adelante. En algún momento, esos dos hilos narrativos se juntarán. Creo que nunca había visto un guión escrito así. Es increíble y formidable, lo mejor del film.

Lo que a su vez trae una desventaja, lo complicada que puede llegar a ser. He visto esta película hace un tiempo en DVD y gracias a Dios por ello. Tuve que verla dos veces para entenderla mejor porque el problema de “Memento” es que no se le puede dejar de prestar atención en ningún momento. Si la hubiese visto en cine, sería mejor verla con alguien para después comentarla. Si pestañas, podés perderte algo. Hay todavía cosas que me quedaron sueltas, pero sí entendí el final y eso no me impidió disfrutar de ella.

“Memento” tiene excelentes actuaciones a cargo de los tres actores que están presentes en casi todo el largometraje. Como Leonard está Guy Pearce cargando un papel lleno de dudas e incertidumbre, logrando la perfección. La morocha hermosa que es Carrie-Ann Moss (“The Matrix”) puede también mostrar talento a un personaje misterioso. Para el final, Joe Pantoliano como Teddy, amigo o no de Leonard, que nunca se sabe de que lado está. Hay varios diálogos jugosísimos gracias a la manera de narrar que tiene el guión. Nolan, también director, nunca se extralimita con la dirección, por más que sea tan complicada.




81- Casi famosos (2000)

La dirige: Cameron Crowe
Actúan: Billy Crudup, Patrick Fugit, Philip Seymour Hoffman, Frances McDormand, Kate Hudson

Antes que nada: me encantan las películas de rock. Cameron Crowe ya me había dado una alegría en este sentido con Vida de solteros.

En segundo lugar: Cameron Crowe no es ningún Maestro del cine, sus obras dificilmente se conviertan en clásicos y desde el enfoque de un purista sus películas podrían ser calificadas de regulares y hasta malas (depende con qué pie se haya levantado el purista ese día).

Pero, eso sí, Cameron Crowe ama al rock por sobre todas las cosas, Cameron Crowe fue y sigue siendo un fan, Cameron Crowe entiende "de qué se trata" esto del rock.

Y en "Casi famosos" rinde un homenaje a esa sufrida raza llamada Fans del Rock y sus Estrellas. A aquel que todos en mayor o menor medida hemos sido (o seguimos siendo) en algún momento de nuestras vidas. Al que empapelaba su cuarto con posters, a aquel para el cual absolutamente TODOS los discos de su banda favorita eran insuperables, al que sabía cada letra como si fuera el himno de su país, al que seguía a su banda favorita como fuese y a donde fuese.

Ese homenaje de Crowe, por otra parte, está cargado de ternura y de nostalgia. Y así se convierte en una celebración de la ingenuidad omnipresente en el fan, que lo lleva a dar todo por un autógrafo, por estar cara a cara con su héroe aunque sea una vez en la vida y por un segundo.

Eso es Casi Famosos, una película de un fan del rock para los fans del rock. Y nosotros la recibimos con cariño.

82- Alta fidelidad (2000)
La dirige: Stephen Frears
Actúan: Catherine Zeta-Jones, Jack Black, Todd Louiso, Lisa Bonet, John Cusack, Tim Robbins

No pude evitar sentirme identificado con el protagonista en numerosos pasajes, sencillamente porque soy un melómano al que le gusta hacer rankings de todo tipo -como el actual- y que está absolutamente convencido que para cada momento de mi vida hay una o más canciones que actúan como banda de sonido. La película trata, linealmente, sobre eso. La vida de un melómano (Rob, John Cusack) que busca reconquistar a su novia perdida, para lo cual emprende un "viaje de investigación" a través del Top 5 de las peores rupturas de su vida amorosa. Eso lo llevará a varias situaciones hilarantes y a otras tantas con las que te vas a sentir plenamente identificado (la de Catherine Zeta Jones, por ejemplo, al menos en mi caso). El objetivo de Rob es indagar qué hizo mal antes para ver si está repitiendo errores con su novia actual. Pero el fondo de la cuestión es que el tipo se da cuenta que se quedó emocionalmente estancado en la adolescencia y que... bueno, ya estoy por empezar a decir demasiado.

¿Por qué me gustó?

1) La banda de sonido es increíble (¡dos temas de la Velvet!).

2) Los dos ayudantes de Rob en la disquería -Barry y Dick- de la cuál él es dueño son memorables.

3) Parece Bruce Springsteen en un cameo notable.

4) El guión tiene algunos diálogos de antología, aunque pueden ser específicos para "especialistas" y/o enfermos de la música.

5) Hay un par de escenas para llorar de la risa (la del disco de Bob Dylan y aquella en la que Tim Robbins va a la disquería).

En síntesis, una comedia "simpática", que no creo que llegue a ser un clásico pero ¿a alguien le importa?



83- Snatch, cerdos y diamantes (2000)
La dirige: Guy Ritchie

Actúan: Brad Pitt, Benicio del Toro, Alan Ford, Vinnie Jones

Me habían hablado mucho de esta película pero siempre me colgaba y no la veía. Hasta que un fin de semna del 2002, en un rapto de inspiración, la alquilamos. Y, quizás por méritos de la película, quizás por que no tenía expectativas al respecto, me pareció excelente. Una suerte de comedia policial cargada de humor negro que gira alrededor de un diamante robado, "Snatch" no tiene desperdicio por donde encares la cuestión.

¿Querés buenas actuaciones? Hay de sobra: Brad Pitt demuestra una vez más que es un excelente actor más allá de los prejuicios que muchos tienen a partir de su cara bonita, Alan Ford la "deja así chiquita" en su papel de Brick Top, Vinnie Jones (Bullet Tooth Tony) es el más duro de los duros y la dupla de inútiles bien intencionados integrada por Lennie James (Sol) y Ewen Bremmer (Mullet) es memorable.

¿Querés buena dirección? La de Guy Ritchie es notable: dinámica, atrapante, sorprendente. Sin ella, y a pesar de lo arriesgado de filmar a lo "video de rock", la película perdería un 50% de su genialidad.

¿Querés un buen guión? También es mérito de Ritchie, con varios diálogos de antología y un refinadísimo humor negro, como el que solo puede darnos un inglés.

¿Los personajes? Imperdibles: el psicótico Brick Top se hace odiar y temer en la misma medida, la breve aparición de Benicio del Toro encarnando al mafioso judío Franky Four Fingers es suficiente para hacerte entrar en la película con una sonrisa, Bullet Tooth Tony hace quedar a Harry el Sucio como un nene de pecho, el ex agente de la KGB Boris "The Blade" Yurinov (Rade Serbedzija) es un ser sin escrúpulo alguno y testarudo hasta para morir, y Mickey (Brad Pitt) es un gitano irlandés de esos que preferirías no conocer si querés evitar metrte involuntariamente en problemas. En fin, ninguno de ellos tiene desperdicio alguno.

Y la trama te tiene todo el tiempo con el corazón en la boca, sin poder deducir jamás que va a ser de los dos pobres Turkish (Jason Statham) y Tommy (Stephen Graham), quienes no paran de embarrarla una y otra vez. No duden en alquilarla, van a ver una película distinta y se van a divertir más que en cualquier montaña rusa.

¡Ah! Y van a empezar a respetar muchísimo a los inocentes chanchitos...


84- El Señor de los Anillos (2001, 2002, 2003)
La dirige: Peter Jackson
Actúan: Elijah Wood, Ian McKellen, Sean Bean, Hugo Weaving, Orlando Bloom, Cate Blanchett, Liv Tyler, Christopher Lee, Viggo Mortensen

Simplemente quiero señalar que "El Señor de los Anillos" es una sola película dividida en tres, y no tres películas, como algunos reclaman por ahí. Pretender contar una saga como la de Tolkien -que además incluye "El Hobbit"- en menos tiempo del que fue hecho es realmente absurdo. Si para un fantochada como "Matrix" hicieron una trilogía no veo cómo se podía esperar menos de una obra del calibre de "El Señor de los Anillos".

Señores, Peter Jackson recrea un mundo en esta película. Y lo hace de manera impecable. Evidentemente es imposible meter más elementos, es imposible adaptar literalmente el lenguaje literario -valga la redundancia- al cinematográfico. Son dos lenguajes distintos con distintos requerimientos y posibilidades. Dentro de esa realidad, Peter Jackson logró un producto perdurable, que respeta en enooooorme medida al original, con el gigantesco mérito además de haberlo hecho por afuera de Hollywood y sus posibilidades macroeconómicas.

Niños y niñas que leyeron el libro, por favor, dejen de ser insoportables. No hay p... que les venga bien: que falta el diálogo entre tal y tal otro, que Pippin cuando va a cagar al baño se lleva una revista y no una pipa, que es muy corta, que es muy larga, que en realidad Aragorn tenía el pelo un poquito más claro... ¡Basta!

Niños y niñas que no leyeron el libro: dejen de lloriquear con que es muy larga o que no la entendieron. ¿Ahora resulta que es difícil bancarse 3 horas en el cine viendo una película épica, con espadas, fantasmas, romances, batallas y monstruos? ¡Cuántos estragos está haciendo el lenguaje del video clip en la cultura actual, por Dios! Con razón a la gente le cuesta tanto leer un libro...

Y encima decir que es difícil de entender. A ver: están los buenos y están los malos. El más malo de los malos se llama Sauron y quiere conquistar el mundo. Para eso necesita recuperar un anillo que le da poder. Ese anillo lo tienen los buenos, que arman un equipo que tiene como misión destruir el anillo para que no lo consiga Sauron. ¿Listo? Complicado, ¿no? En fin, a todos los que no se consideran a sí mismos miembros de la gran escuadra de gatafloras, les digo: "El Señor de los Anillos" será para los pibes de hoy lo que "La Guerra de las Galaxias" fue para todos los que andamos en los 30 años de edad promedio: una saga inolvidable, llena de magia y aventura, a la cuál volveran una y otra vez, hechizados para siempre por héroes con nombres propios (Aragorn, Legolas, Gimli, Gandalf, Frodo, Sam) y malos bien malos (Sauron, Saruman, Wormtongue, los orcos)...

85- Los otros (2001)
La dirige: Alejandro Amenábar
Actúan: Fionnula Flanagan, Renée Asherson, Jim Bentley, Eric Sykes, James Bentley, Nicole Kidman

Ví esta película en circunstancias particulares. Era febrero, estábamos de vacaciones con mi adorable chica y aprovechamos para ir mucho al cine. Por eso ví este filme junto a Amelie, Memento y Una mente brillante. La última me pareció mala, pero las dos primeras me parecieron excelentes. Quizás esa sobredósis de cine y buenas películas podría haber atentado contra el disfrute de ésta. Por eso decidimos ir a verla en trasnoche, en un cine viejo y con la obligación de volver del cine caminando hasta Ostende, que era donde estábamos. El resultado fue impecable, porque terminamos bastante asustados (aunque en mi caso no tanto como con Sexto Sentido) pero, por sobre todo, disfrutamos de una película fantástica.

"Los Otros" es un doble homenaje: a Henry James por un lado y a Alfred Hitchcock, por el otro. La historia esta evidentemente inspirada en "Otra vuelta de tuerca" el gran y aterrador clásico de fantasmas de Henry James. Y la manera de filmar, de crear suspenso y terror como se debe (esto es: a través de la sugestión, manipulando la psiquis y los nervios del espectador, sin necesidad de caer en golpes bajos ni obviedades sanguinolentas) remite al enorme Hitchcock.

Aquello que más nos aterra es todo lo que no podemos explicar, ni entender, aquello que está guardado en un cajón polvoriento de nuestro inconsciente y fue enterrado mucho tiempo atrás, cuando creímos abandonar la infancia, maquillándonos con la lógica y la madurez. Pero basta la sombra exacta, el chirrido inesperado, el susurro inexplicable, para convocar a todas esas presencias que nunca se fueron, simplemente estaban allí, latentes, esperando para atenazarnos nuevamente con sus garras escalofriantes. Amenabar es un verdadero medium, capacitado para evocar esos espíritus siniestros y mantenernos encandenados a la butaca durante dos horas de asfixiante tensión. Los amantes del género no podrán dejar de incluir a esta película entre los clásicos.


86- Amelie (2001)

La dirige: Jean-Pierre Jeunet
Actúan: Audrey Tautou, Mathieu Kassovitz, Serge Merlin, Dominique Pinon, Maurice Bénichou
Una joya. Así de simple.

Una pelicula de CINE. De esas que hay que ver en pantalla grande, porque guardan en sus entrañas toda la magia para la cual este arte fue concebido y están hechas con un amor reverente hacia él.

Visualmente no tiene el más mínimo desperdicio: los colores, los espacios, los lugares, las expresiones, los pequeños detalles, todo se conjuga en un verdadero festín para los ojos. Tu vista te va a agradecer largamente que la expongas al universo de Amelie.

La historia. No voy a contarles el argumento, prefiero que vayan desnudos de toda expectativa -como lo hice yo- y se dejen sorprender, se dejen enamorar por la bella Amelie. De todas maneras, como dijo alguna vez Borges, solo hay una historia con dos desenlaces posibles: alguien tiene un problema, lo resuelve o no. El secreto está en quién es ese alguien, cuál es el problema y cuál es el camino para resolverlo. Allí se ve el genio del artista, allí se ve la maestría de Jeunet (director y guionista).

Las actuaciones. Memorables, no tienen desperdicio.

Los personajes. Inolvidables, muchos de ellos son gente de lo más común, a las que el mero enfoque de Amelie transforma en seres mágicos. Y es que justamente, hay tanta gente, tantas historias fabulosas entre los que pasan junto a nostros como fantasmas. Y para conocerlas apenas bastaría detenernos un día en nuestra vorágine, sentarnos, escuchar, observar...



87- 24 Hour Party People (2002)
La dirige: Michael Winterbottom
Actúan: Lennie James, Steve Coogan

El tipo es periodista, estudió en Cambridge y tiene una vasta cultura, pero las notas que le encargan pueden ser volar en ala delta sin haber tomado clases, entrevistar a un enano que baña a los elefantes del zoológico o a un tipo que construyó canales a principios de siglo y que casi no recuerda nada de ello. Su único escape a ese mundo de notas absurdas es un segmento de su programa en el que puede pasar música. Hasta que un día de 1976, asiste a la primera visita de los Sex Pistols a su ciudad, Manchester. Y se le da vuelta la cabeza. Es consciente de que él y los otros 41 asistentes al recital son testigos de un momento histórico. A partir de ese momento decidirá arriesgarlo todo por esa fuerza arrolladora llamada punk rock. Así decide alquilar un local, bautizarlo The Factory y usarlo para promocionar bandas nuevas de Manchester. Y en ese lugar aparecen unos muchachitos llamados Joy Division cuyo talento impulsa a nuestro protagonista a dar un nuevo paso adelante: así crea Factory Records, así nacen los discos de Joy Division. Entonces nuestro mecenas demuestra claramente su voluntad de no venderse mediante el sencillo recurso de "no tener nada a que venderse". Es el primer ejecutivo discográfico de la Historia que no firma contratos con las bandas y que les da total libertad artística. Nuestro hombre se llama Tony Wilson y será el factotum de bandas como Joy Division, New Order, Happy Mondays y A Certain Ratio. Wilson también será el creador de The Hacienda, el boliche que dio nacimiento a la cultura rave. Sin embargo, el exceso de idealismo de Wilson, más la vorágine del rock and roll life style pasarán sus facturas...

Michael Winterbottom filma en formato DV (video digital) para darle clima de documental casero a la película, con lo que no solo logra su objetivo sino que suma al ritmo adrenalínico que requiere cualquier filme que se precie de retratar esa movida trascendental para el rock, el pop y el dance que se conoció como Madchester. A través de la formidable actuación de Steve Coogan como Wilson, y centrándose en las bandas surgidas de Factory Records y en la locura hedonística de The Hacienda (donde "hasta los blancos bailan"), la película propone un paseo por esa ciudad gris e industrial, golpeada por la política económica de Margaret Thatcher, que en una década pasó a convertirse en la meca musical de fines de los 80's, para incendiarse a velocidad supersónica en una marea de éxtasis, heroína y ritmos dance. Lo hace con un humor tremendamente británico y con una devoción absoluta hacia la música y los sentimientos que esta inspira. Para aquellos que ya tienen un conocimiento de lo que allí paso, la película es definitivamente excelente. Pero aún el que no tiene idea del tema la va a pasar bien de la mano de la estupenda banda de sonido y de la película en sí, que es muy divertida. El único defecto que tiene es que hubiera sido interesante que le dedicara un poquito más de tiempo a Joy Division y que el retrato que hace de Ian Curtis es un poco rígido, aparece como medio cabrón cuando era un tipo sensible. Pero bueno, todo no se puede.



88- El gran pez (2003)
La dirige: Tim Burton
Actúan: Ewan McGregor, Billy Crudup, Jessica Lange, Albert Finney, Helena Bonham Carter

Exagerar, esa es el arma" (Grafitti del mayo francés)

No hay caso: Tim Burton es un niño grande y eterno. Sus películas son universos de fantasía con sus propias reglas internas, siendo la primera de ellas la prohibición absoluta de verlas sin haber dejado la adultez en el guardarropas. Para ver sus películas hay que vestir de etiqueta y eso, para Burton, es sinónimo de inocencia. Y si no acatás esa regla te convertís en un William Bloom (Billy Crudup), el incrédulo hijo de Edward Bloom (Ewan Mc Gregor/Albert Finney), un tipo que -según su propio hijo- jamás le ha dicho la verdad sobre nada. Edward Bloom es un contador de historias, una especie escasa en este tiempo. Y, como Tim Burton, necesita de la inocencia para que eso que su hijo considera mentiras y patrañas de un padre inmaduro, se convierta en el más real de los mundos. Necesita imaginación para que su hijo entienda el verdadero significado de sus palabras cuando le dice: "He sido yo mismo desde el día en que nací". Porque de eso se trata la tarea del narrador de historias: de que lo imposible se vuelva posible: Pero es necesario para ello que las barreras se caigan, sino la fantasía es brutalmente asesinada. Si no Mark Twain y Jorge Luis Borges, Oscar Wilde y Fedor Dostoievski, Julio Cortázar y Edgar Allan Poe, Nikolai Gogol y William Shakespeare, Gabriel García Márquez y Roberto Arlt, todos ellos no tendrían razón de ser. Ni tampoco Woody Allen, Spielberg, Godard, Bergman, Lucas, Coppola... y Burton, por supuesto. Es la imaginación al poder, es soñar lo imposible, es olvidarse de todo lo aprendido para empezar a soñar, porque como decía Breton, la imaginación no es un don, sino el objeto de conquista por excelencia. De eso se trata "El gran pez", una película que no termina cuando la cinta deja de correr, más bien es allí cuando debería empezar...


89- Amor eterno (2004)
La dirige: Jean Pierre Jeunet

Actúan: Audrey Tautou, Gaspard Ulliel, Dominique Pinon, Chantal Neuwirth, André Dussollier, Ticky Holgado, Marion Cotillard, Dominique Bettenfeld, Jodie Foster

Esta era una película que tenía pendiente y que -lamentablemente- no alcancé a ver en cine. Y ese punto es clave, ya que una de las principales virtudes de este filme es su caracter eminentemente cinematográfico. Dicho en criollo: es una película para ver en cine. Jeunet apela aquí a muchos de los recursos que utilizó en Amalie: el uso de los colores, por ejemplo, más estridentes en Amelie, sepia en este caso. El uso de la luz para marcar contrastes: la campiña francesa parece bordada en un eterno atardecer de otoño, las trincheras del Somme están pintadas de gris y de oscuridad inabarcables. Los chispazos de humor, de ternura, de ingenuidad, de inocencia, le dan aire a la carnicería cotidiana de las trincheras. La película es un verdadero viaje desde lo visual, una experiencia exquisita en ese sentido, ya que -como se pudo comprobar en Amelie- Jeunet ama detenerse en los detalles, mimarlos con la cámara, pero sin por ese motivo perder ni ralentar el ritmo. Entonces nos regala imagenes de tierna belleza como en Amelie, pero les agrega aquí nuevos elementos: la brutalidad de la guerra -y una muy lograda poesía para encontrar lo bello en escenas que son de por sí estremecedoras-, el drama de la pérdida constante, la incertidumbre que genea una ausencia que parece definitiva, la imponencia en la reproducción de época. A eso, como en Amelie, le suma el entrelazamiento de un sinnúmero de pequeñas historias, que hacen a la gran historia que narra el film. Y después se apoya innegablemente en el conflicto ético sobre el que Stanley Kubrick edificó esa obra maestra llamada "La patrulla infernal". El resultado es una película muy lograda, infinitamente más compleja y ambiciosa que Amelie (lo que no implica que sea necesariamente mejor que Amelie), aunque construida casi con los mismos ladrillos. Quizás lo que puede llegar a afectar el disfrute es que esa ambición excesiva lleva Jeunet a incluir tantos personajes y tantas historias paralelas que -sobretodo quien no sepa francés- puede llegar a perderse un tanto. O también puede llevar a que -el terror supremo que buena parte del público le tiene a las películas francesas- el espectador sienta que es demasiado larga. Para que se den una idea de lo que es el subentramado de esta película: tan solo con la historia de Elodie Gordes (Jodie Foster) se puede hacer una película entera -muy interesante, por añadidura- y esa es una sola de las varias subtramas del filme. Eso a muchos puede molestarles, aunque a mí me pareció genial. Tanto como la enorme mayoría de las actuaciones, que son intachables.

¡Ah! A todo esto, ¿de qué trata la película? En 1917, en la batalla del Somme, cinco soldados franceses que ya no pueden soportar el infierno diario en el que viven, intentan un recurso desesperado: la automutilación. Infligiéndose heridas a sí mismos, especulan con hacerse pasar por heridos en combate y así lograr la tan ansiada vuelta a casa. Pero son descubiertos y la pena para este tipo de "delitos" es implacable. Son arrojados a la "tierra de nadie" entre las líneas alemanas y francesas, a morir como su suerte lo decida: de hambre, de frío, baleados, gaseados, por pisar una mina, o víctimas de una bomba. Uno de esos soldados es Manech, el prometido de Mathilde (Audrey Tautou), quien no regresará a Francia. Sin embargo, Mathilde se resiste a creer que Manech ha muerto y así, tras esperar 3 años a su amado, se lanza en una obstinada investigación, atando cabos que parecen imposibles, para intentar reconstruir los últimos minutos de su amado y probar que está vivo.




90- La Caída (2005)
La dirige: Oliver Hirschbiegel

Actúan: Bruno Ganz, Alexandra Maria Lara, Corinna Harfouch, Ulrich Matthes, Juliane Köhler, Heino Ferch, Christian Berkel, Matthias Habich, Thomas Krestchmann


Superman es perfecto: repleto de poderes que consisten en llevar todas las capacidades del hombre al extremo (fuerza, velocidad, vista, oído…), virtuoso al punto de poseer una relación casi platónica con Louis Lane, paladín de la Justicia a la que defiende por que no puede concebir un mundo sin ésta, incorruptible, dueño de una inteligencia propia de un gran científico… Superman fue creado para constituirse en un paradigma de lo que los norteamericanos consideraban perfecto, pero lo era tanto que se vieron en la obligación de traerlo de otro planeta. Es decir, Superman es un extraterrestre pero, ante todo, es un personaje de ficción. Durante mucho tiempo, demasiado, el cine retrató a Hitler como si fuera eso, un personaje de ficción, la antítesis de Superman, la encarnación absoluta del Mal. Y la corrección política se encargó de castigar cualquier intento de cambiar esa visión. Pero Hitler no fue ficción, Hitler no fue un extraterrestre, Hitler no fue el emperador Palpatine de la Guerra de las Galaxias. Hitler fue un ser humano, completamente real. Ese es justamente el punto.

Hay una anécdota. En 1942, durante una comida de gala para celebrar el cumpleaños de Goebbels, Eleonore Quandt -ex cuñada de Magda Goebbels- se presentó engalanada con un abrigo de piel de zorro. Hitler la miró y le dijo: "Digame, estimada señorita, ¿se da usted cuenta de cuántos animales inocentes fueron asesinados exclusivamente para que usted pueda lucir este tapado?"

"No encuentro excesivamente trágico el destino de unos cuántos zorros", fue la respuesta de Eleonore.

Hitler la miró unos segundos en silencio, y le contestó: "Eso es justamente lo que está mal, que ya no podamos entender la tragedia de las cosas. Bastaría con que todos nos diéramos cuenta que la destrucción de una sola vida es un hecho irrecuperable, para que todo fuera diferente y mejor". El 15 de enero de ese mismo año, ese hombre cuyas palabras parecen las de un miembro de Greenpeace había dado curso a la "Solución Final" que exterminaría a 6 millones de judíos.

Ese es el punto y eso es lo que muestra "La Caída" de manera escalofriante.

Son muchas las voces que se han alzado para criticar la película porque según el pensamiento políticamente correcto "humanizar" a Hitler es inmoral y puede generar simpatías hacia él en el público. Pero me permito un par de reflexiones. La primera de ellas está vinculada con el pensamiento políticamente correcto, que suele ser tan más papista que el Papa, que termina muchas veces favoreciendo aquello que busca combatir, o atrapado en dilemas éticos. Pues bien, en el caso de "La Caída", la crítica ejercida por el pensamiento político correcto es de una torpeza inaudita y lo único que hace es mantener a Hitler en ese lugar irreal, de ficción, una suerte de Hiper Villano, maléfico y brillante: un Lex Lutor. Así tenemos una encarnación del Mal que es casi Satanás hecho hombre. El pensamiento políticamente correcto deshumaniza a Hitler para convertirlo en un paradigma. Y eso es extremadamente peligroso. Porque nos priva de una de las máximas virtudes que tiene la Historia: aprender de nuestros errores para no repetirlos. Precisamente Hitler fue un hombre minúsculo, mediocre, fracasado, resentido y de escasa cultura e inteligencia. Sin embargo, consiguió acceder al poder por vía democrática y desencadenar la mayor tragedia de la Historia de la Humanidad. Esa es la lección que nos da la Historia. Eso es lo que hay que tener siempre muy claro. Son los mecanismos que permitieron que eso ocurriera los que hay que comprender. Es el funcionamiento de la mente de las personas en circunstancias determinadas lo que es esencial comprender. Y eso es lo que "La Caída" muestra. Hombres minúsculos, enjaulados en un bunker, atrapados como perros rabiosos que tratan de negar la realidad que tiene lugar metros arriba, en las calles de Berlín. Y muestra las reacciones de esa galería de lunáticos ante el hecho insobornable de su derrota. La película jamás puede generar simpatía alguna por esos personajes patéticos y enfermos, jamás. Incluso, el contraste entre algún gesto gentil -como el que describí líneas más arriba- y las cosas que estos personajes dicen y hacen no hace más que acentuar el grado de psicósis que exhiben. Y también el paralelo entre lo que pasa en el bunker y lo que tiene lugar en las calles de Berlín subraya el patetismo de Hitler y su séquito. En "La Caída" no asistimos al épico derrumbe de un héroe trágico, Hitler no aparece como una suerte de Ángel Caído. Lo que vemos es el lastimoso final de una rata enjaulada, en sus patéticos esfuerzos por prolongar un poco más su minúscula existencia.

PD: Las actuaciones, particularmente la de Bruno Ganz, son brillantes.



91- Last days (2005)
La dirige: Gus Van Sant
Actúan: Michael Pitt, Lukas Haas, Asia Argento, Scott Patrick Green, Nicole Vicius, Ricky Jay, Ryan Orion

Gus Van Sant reconstruye los últimos días de una estrella de rock que no quiere serlo, a la que él llama Blake, aunque todos sabemos que es Cobain. Por supuesto, siendo quien es Van Sant, la película está lejos de cualquier complacencia hacia los cánones hollywoodenses. Y está bien: Kurt no lo hubiera querido de otra manera. Van Sant deja la cámara libre para que recorra la casa de Cobain, encontrándose a su paso con los parásitos que vivían a costas de Kurt, y a quienes él les importaba poco y nada, excepto para conseguir la guita necesaria para drogarse convenientemente. Y por supuesto está Cobain, o lo que queda de él. Un fantasma murmurante que se va desmoronando progresivamente hacia la alienación absoluta y el final por todos conocido. El filme late a ritmo de angustia en tensión creciente. La angustia de Cobain por no poder escapar de sí mismo, y la angustia del espectador, que Van Sant alimenta inteligentemente, sin necesidad de golpes bajos, a puro trabajo de cámara, a sabio uso de los silencios y de los planos largos. Una joya.



92- Match Point (2005)
La dirige: Woody Allen

Actúan: ¡Scarlett, oh Scarlett! No sé, y otra gente más... Pero.. ¡¡¡Scarlett!!!

Primera aclaración: En muchos lugares se presenta esta película como una comedia. Y es cualquier cosa menos una comedia, es más bien una cruza entre un drama dostoievskiano y un thriller que se acerca temáticamente al film noir. No te vas a reír ni una sola vez, te lo aseguro.

Segunda aclaración: En muchos lugares se dice que es la mejor película de Woody Allen en 15 años. Se trata de una definición exacta.

Tercera aclaración: Sí es la película menos woodyallenesca en muchísimos años, al punto que podría pasar por la película de otro director. Y es que no solo no hay jazz de fondo, ni es en Nueva York, ni hay un alter ego de Woody, y todos los actores (salvo Scarlett Johansson) son británicos; el tema fundamental es que Woody encara un tema que no había tocado antes (el de la incidencia de la suerte en nuestras vidas), utilizando un género que no había utilizado antes (el thriller) y lo hace en una de sus películas más oscuras y pesimistas.

Cuarta aclaración: A pesar de lo expuesto, es claramente una película de Woody Allen. Porque está llena de guiños y referencias culturales características de Allen y, fundamentalmente, porque más allá del marco en el que se desarrolla la película, la clave está en desmenuzar las conductas humanas y sus consecuencias. Y esta vez analizadas a través del prisma del azar.

Woody parte de una metáfora que le entrega el tenis (cuando la pelota pega en la red, queda suspendida un momento en el aire y, según de que lado caiga, ganás o perdés) para contar la historia de un trepador dispuesto a todo. Sus actos y la manera que estos afectan a quienes lo rodean, le sirven a Allen para hurgar profundamente en el tema de la culpa, de la ética (o la falta de ella), de los límites que hay cuando se separan amor y sexo, de la mentira, de la omnipotencia. Hay mucho del Raskolnikov de Dostoievski en el personaje de Johnattan Ryhs Meyers (de hecho, hay una justificación filosófica de su accionar, dicha en una cocina, a la noche, que es un extracto literal de "Crimen y Castigo"). Sin embargo, mientras los personajes de Dostoievski se redimen a través del arrepentimiento y son salvados por el amor, los de Woody parecen imposibilitados de escapar a su sino trágico.

Las actuaciones son excelentes. La cara glacial de Rhys Meyers le da a su personaje un halo verdaderamente siniestro y cínico. Aún cuando su actitud pueda ser la de un pollito mojado, late dentro suyo una ambición desmesurada que apenas puede contenerse y que alimenta la tensión creciente. Y eso se percibe sin que diga una sola palabra: es actuación pura... y de la buena. Por su parte, Scarlett Johansson me sorprendió como mucho más que una cara y un cuerpo (muuuuy) bonitos. Pasa de ser una bomba sexy a mostrarse totalmente vulnerable cuando se derrumba esa fachada y desnuda sus inseguridades. Y lo hace con una naturalidad que la vuelve totalmente creíble. De hecho eso es lo que más me gusto de la película: todas las actuaciones son absolutamente creíbles, te compenetrás con esos personajes, sentís que -más allá de las clases sociales- conocés ejemplares de cada uno de esos caracteres, más allá de la unidimensionalidad de algunos papeles secundarios.



93- Munich (2005)

La dirige: Steven Spielberg
Actúan: Eric Bana, Goeffrey Rush, Daniel Craig

El otro día charlaba con una amiga sobre el cine de Spielberg. Ella me decía que no le gusta porque sus películas son siempre fábulas o, si son "serias", son demasiado metafóricas. Yo le decía que sus películas me gustan precisamente por eso, por contar fábulas. Y, si bien es cierto que suele apelar a las metáforas en sus filmes "serios", "Munich" definitivamente no es el caso. Se trata de la película más cruda y directa que ha hecho en su carrera.Después de los asesinatos de 11 atletas israelíes en las Olimpíadas de Munich a cargo del comando palestino "Septiembre Negro", el gobierno israelí de Golda Meir, decide tomar venganza asesinando a 11 importantes figuras políticas palestinas. La misión es encomendada a un grupo de cinco agentes del Mossad, comandados por Avner (un notable Eric Bana). La película nos mostrará el viaje de Avner y los suyos a lo largo y ancho de Europa, llevando a cabo su misión. Pero tambien nos introducirá en la mente y el alma de Avner, quien se ve inmerso también en un viaje hacia el deterioro moral y psicológico generado por sus acciones.

Spielberg busca dejar muy en claro la idea de que la venganza solo trae aparejada más muerte y más violencia, y que aquellos a los que se mata tienen también una vida, una familia, un hogar, ideas y sueños. De hecho, esas familias, esos hogares, esas ideas y esos sueños son los que los llevan a matar en primer término. Como en "La lista de Schindler", Spielberg utilizó el blanco y el negro para trazar una metáfora del Bien y del Mal, en "Munich" todo es gris. No hay buenos ni malos aquí, todos los protagonistas parecen estar justificados por aquello que dicen defender. Y, claro, nadie lo está realmente.La película padece de algunos defectos, pero son menores. Y, de hecho, aquello que muchos señalan como negativo en Spielberg, para mí es virtud: la capacidad de hacer llegar una idea a un público absolutamente masivo. Quien no entiende esto, no entiende al promedio norteamericano al que las películas de Spielberg están dirigidas. "Munich" es un alegato contra la venganza -además de contener numerosos palitos a la política yanqui en Medio Oriente-, algo a lo que los norteamericanos se hicieron tan propensos después del 11S. Y lo que les está pasando en Irak no hace si no demostrarles lo que Spielberg les recuerda en "Munich".


94- Buenas noches y buena suerte (2005)
La dirige: George Clooney

Actúan: David Strathairn, George Clooney, Robert Downey Jr, Patricia Clarkson, Ray Wise

Estamos en 1953 y el senador republicano Joseph McCarthy se encuentra en pleno apogeo, dedicado a "desenmascarar" comunistas infiltrados en posiciones de poder dentro de la sociedad y el gobierno estadounidense. Las listas negras alcanzan todos los estamentos de la sociedad estadounidense, las libertades civiles se ven seriamente amenzadas, mientras que la prensa se encuentra amordazada: nadie se atreve a decir una palabra que pueda llevarlo a ser expuesto como "rojo". Cualquier semejanza entre eso y la Patriot Act de George W. no es pura coincidencia. Se trata de la demostración de como el partido republicano suele manejar los asuntos internos de Estados Unidos, muy lejos de la libertad y la democracia que quieren venderle/imponerle al mundo. Pero también es cierto que, a pesar de todas las críticas que pueden hacérsele, la democracia norteamericana tiene algunos aspectos bastante sanos. Watergate fue un ejemplo. Y aquello que narra esta película es otro. Porque el periodista de CBS, Edward Murrow (maravillosamente interpretado por David Strathairn) se va a valer de un medio que estaba en pañales -la televisión- para desenmascarar y hundir a McCarthy. En el camino no solo saneará la democracia y demostrará el poder que pueden llegar a tener los medios de comunicación. También dejará en claro que, periodísticamente, estaba a años luz de sus colegas.

La segunda película de George Clooney como director vale realmente cada una de sus muchas nominaciones al Oscar, particularmente por la actuación de Strathairn, sobre la que gira y en la que se apoya todo el filme. Por otra parte, más allá de cierta retórica que ya forma parte del lenguaje hollywoodense, "Buenas noches, y buena suerte" es valiosa por lo que dice y por cómo lo dice, en un tiempo en el que Hollywood parece estar reexaminando finalmente su papel más allá del entretenimiento. Como nunca, casi todas las películas que compiten por el Oscar, cuestionan la política y los valores de Estados Unidos tanto en el plano interno, como en el externo. Y eso, para un cine acostumbrado a producir pochoclo, es un rasgo definitivo de madurez.


95- El noveno día (2005)
La dirige: Volker Schlöndorff

Actúan: Ulrich Matthes, August Diehl, Hilmar Thate, Germain Wagner, Jean-Paul Raths


“El noveno día” es una de las mejores películas que se estrenaron en 2005 y una de los tantos muy buenos filmes alemanes que aparecieron –aunque algunos demasiado fugazmente- por nuestras carteleras. Basada en una historia real, repasa una vez más el tema del nazismo. Esta vez desde la óptica de uno de los tantos sacerdotes católicos que fueron confinados en los campos de la muerte –Dachau, en este caso- por oponerse al régimen nazi. Tras ser testigo en carne propia de los horrores de los campos, para su sorpresa, es liberado. Claro, cuando regresa a casa descubre que los nazis pretenden que pague su libertad traicionando su fe. Tiene nueve días para cumplir con su misión y, si no lo hace, deberá volver a la pesadilla que es Dachau. Aunque, si hace lo que los nazis le piden, conservará su libertad y conseguirá la de los sacerdotes que están allá. ¿Qué es más importante: salvar la propia vida y la de otros, o no traicionar la fe y las convicciones? El debate ético, filosófico y teológico –los diálogos con el oficial nazi que le encarga la misión son de antología- que sostiene la película es memorable y deja en claro que hay determinados tiempos y situaciones que no puede ser analizados desde el maniqueísmo simplista de Hollywood. El cine alemán –y esta película- no lo hacen. Y se agradece.



96- Sin City (2005)
La dirige: Robert Ramirez

Actúan: Mickey Rourke, Bruce Wills, Jessica Alba, Clive Owen, Benicio del Toro, Rosario Dawson


Hay de todo en esta viña del Señor. Por ejemplo, un par de espectadores salían del cine criticando el concepto y los diálogos de “Sin City” ya que, según ellos, eran una burda copia de los que rigen el universo tarantiniano. Claro, son los problemas que genera desconocer la obra en la que se basa una adaptación cinematográfica e incluso, en este caso particular, los gustos personales de Tarantino, quien pagó –literalmente- para participar de la dirección de “Sin City”. Porque, justamente, Tarantino es un enorme admirador de la obra de Frank Miller y se inspiró –entre otras cosas- en la novela gráfica “Sin City” para crear “Perros de la calle” y, sobre todo, “Pulp Fiction”. Otro de esos admiradores es el director Robert Rodríguez quien acosó inagotablemente a Frank Miller para convencerlo de que podía traducir su estupenda novela negra del lenguaje del cómic al del cine. Y, tras mostrarle algunas escenas filmadas, no solo consiguió su aprobación, también logró seducir a Miller para que codirigiera. El resultado es esta fantástica traslación de la viciosa “Sin City”, y del genio lunático de su creador, a un medio que le permitirá al público masivo acceder a los oscuros callejones de esa ciudad en la que todo puede pasar. Recreando meticulosamente, casi cuadro por cuadro, esas historias de seres marginales en busca de venganza o redención que Miller trazó en blancos y negros intensos, Rodríguez logra un epítome del policial negro que fascinará al espectador tanto por su estética como por su contenido: un cachetazo a la moral neoconservadora estadounidense, hecho de irreverentes dosis de violencia, sexo y personajes que de tanto transitar por los bordes se nos vuelven necesarios. Y si en la piel de esos personajes encarnamos a gente que parece creada para interpretarlos como Mickey Rourke (se roba la película), Bruce Willis, Benicio del Toro, Clive Owen, Rosario Dawson, Jessica Alba, Brittany Murphy, Elijah Wood y Michael Madsen, tenemos cartón lleno. Pero, ¿es indispensable conocer la obra de Frank Miller para disfrutar de “Sin City”? La respuesta es no. De hecho, esa es su mejor carta de presentación. Porque, cinematográficamente, la película posee un valor único ya que ofrece una estética y una narrativa totalmente innovadoras, originales, cautivantes. Y logra reunir dos aspectos que no suelen ir de la mano: es tremendamente experimental en sus recursos pero, al mismo tiempo, es absolutamente accesible en el resultado final. En consecuencia, quien vea “Sin City” sin haber leído las historietas, se encontrará con un universo fascinante, al que vale dejarse arrastrar sin ofrecer reparos de ningún tipo. Y, seguramente, una vez que haya visto la película, querrá conocer los originales. Entonces quedará doblemente asombrado y comprobará por qué “Sin City” es una ciudad a la que es muy fácil entrar, pero de la que es casi imposible salir…



97- Children of men (2006)
La dirige: Alfonso Cuarón
Actúan: Clive Owen, Michael Caine, Julianne Moore

En la línea de otras grandes obras apocalípticas de neto corte inglés, “Children of Men” pone nuevamente al hombre contra las cuerdas, cara a cara con las consecuencias de su destructiva e inconmensurable ambición. En esta oportunidad, el ser humano se encuentra ante la certeza concreta de que ha dado demasiados pasos hacia el precipicio y es demasiado tarde para volver atrás, porque la cuerda ya se cortó. La Humanidad sabe que va a extinguirse y la esperanza ha desaparecido. Todos tratan de lidiar con la conciencia de ese inminente final de manera distinta: están quienes se llenan de rabia y luchan por una salida, están quiénes se resignan y se refugian en una botella de whisky, están quienes deciden aprovechar cada segundo que les queda, están quienes prefieren la tibia agonía del aislamiento y la negación, y están quienes esperan el fin mientras se fuman un porro. En ese marco, el más improbable de los héroes se ve empujado a convertirse en el máximo candidato a salvador de la Humanidad. En el transcurso de su viaje, pasará de parte prescindible –por voluntad propia y ajena-, a principal devoto de la causa. Y esta transformación irá de la mano de la posibilidad, no solo de rescatar al mundo de su destino inexorable, sino de lograr una redención personal. Seamos sinceros: un vistazo superficial al argumento parece indicar que todo está dispuesto para ver a un Bruce Willis en cuero, salvando a la humanidad ametralladora en mano. No es el caso, afortunadamente. De hecho, el héroe de la película jamás empuña un arma. Que el filme no caiga en esa trampa facilista, se debe a numerosos factores, todos los cuáles hacen de “Children of Men” una excelente película. Hay que empezar por destacar las estupendas actuaciones, en las que Michael Caine se lleva todas, pero todas las palmas, mientras Clive Owen –finalmente- no se queda en zaga y brilla como nunca, componiendo un personaje que vira de la resignación más absoluta a la tenacidad que dispara el descubrir una última esperanza a la cual aferrarse. La dirección de Cuarón es fantástica, sutil y hasta poética. Nos sumerge de lleno en ese mundo del futuro estupendamente compuesto, al que carga con metáforas de enorme profundidad. Cuarón logra dotar a ese mundo oscuro, violento y desesperanzado de una extraña belleza, bordada con fugaces momentos de luz. La edición y el trabajo de cámara son para aplaudir de pie, situando al espectador en el vórtice mismo del huracán en el que se transforma la película. “Children of men” pertenece a ese género de películas que ya no abundan: las buenas.



98- Zodíaco (2007)
La dirige: David Fincher
Actúan: Jake Gyllenhaal, Mark Ruffalo, Anthony Edwards, Robert Downey Jr

Que David Fincher la tiene clara es una certeza absoluta, solo hace hace falta ver Seven para comprobarlo... o ver Zodiac. Fincher cuenta la historia de uno de los asesinos seriales más aterradores -siempre son más aterradores cuando el caso no puede ser resuelto- de los Estados Unidos y lo hace con una asombrosa capacidad para manipular emocionalmente al espectador hasta tenerlo en un puño, y hacerlo sentir exactamente lo que sienten sus personajes: terror, obsesión, ansiedad, entusiasmo, frustración... Personajes bien reales, por otra parte, y no los estereotipos unidimensionales en los que tan fácilmente se puede caer en este tipo de películas. Porque pudiendo ser el clásico filme de asesinos seriales, el combo blockbuster de thriller + investigación policial, acá hay un filme que roza el clásico. Y lo hace porque fincher pone la historia antes que el entetenimiento, por eso no tiene empacho en dedicar media hora de película a seguir una pista que parece ser la justa, para después dejarnos con las manos vacías, experimentando exactamente la misma frustración que la policía de San Francisco, y por exactamente los mismos motivos. A pesar de su extensión -tanto de la película, como de los hechos- Fincher logra mantener la tensión durante las dos horas y media que dura, gracias a que logra compactar con enorme inteligencia todos los cabos sueltos de una investigación que se extendió por años, sin que jamás pudiera ser resuelta. En fin, y sintetizando: excelente película. No entiendo por qué acá pasó casi desapercibida.



99- 300 (2007)
La dirige: Zack Snyder

Actúan: Una banda de cuasi desconocidos

Es el año 480 a.C. y el rey Jerjes invade Grecia al frente del ejército más grande que se haya visto. Leónidas, rey de Esparta, intentará detenerlo al frente de 300 de sus mejores hombres, más algunos aliados griegos. El lugar elegido por Leónidas para la batalla es el desfiladero de las Termópilas, una franja de tierra tan estrecha que convertirá la inferioridad numérica de los espartanos en una ventaja. Confiado en la vastedad de su ejército, Jerjes no imagina que está por enfrentar a los guerreros más formidables de la tierra.

Vagamente, de eso se trató la batalla de las Termópilas y también la película.

Los problemas empiezan cuando la gente -empezando por los críticos del diario La Nación- va al cine esperando ver una reproducción histórica de la batalla. Los problemas continúan cuando la gente -empezando por los críticos del diario La Nación- van al cine con la idea de ver una película épica, al estilo Gladiador.

Los problemas no hacen sino aumentar cuando la gente -en este caso no incluyo al crítico del diario La Nación- abusa de su corrección política para convertirse en los tradicionales e insoportables exponentes que siempre le quieren encontrar la quinta -y si pueden, sexta- pata al gato. Entonces empiezan con que la película es racista, homofóbica, y propaganda yanqui. Pero claro, el cine es un arte que -como todas las artes- debería estar en las antípodas del reduccionsimo que caracteriza a los talibanes vestidos de críticos (para los que solo existe un determinado tipo de cine válido) y a los cultores de la corrección política. Alguna vez debería comprenderse que -como en distintas ramas del arte- hay un cine que no busca profundizar nada, ni dar mensaje alguno, ni ser poético, ni nada. Solo busca entretener. Solo busca que uno pueda ir y, durante un par de horas, a olvidarse de lo que pasa afuera, y meterse en un mundo de fantasía. Si lo logra, esa película vale la pena.

Bien, "300" lo logra, y cómo. Partiendo de una obra maestra de Frank Miller, el lenguaje del cómic -del cómic, ¿entendisteis, críticos de La Nación?- es impecablemente trasladado al cine para dar vida a la historia de Leónidas y sus trescientos espartanos. La traslación que hace Snyder es espectacular, y para cualquiera que haya leído el cómic -o que maneje ese lenguaje- la película es una delicia.

Eso sí, enumeremos: chicas (suena machista, lo sé, pero créanme: realmente no les va a gustar), detractores crónicos del cine hollywoodense, minuciosos analistas de la precisión histórica, fervorosos detractores del maniqueísmo, sensibles defensores de la paz. A todos ellos, mi consejo: no la vean. No es para ustedes. Punto.

Después, están los que sí deben verla. Para ellos, 300 es una verdadera fiesta de los sentidos, un asalto visual que no da tregua y que nos sumerge en un hecho real transformado en mito, merced a las libertades narrativas de Miller, plasmadas de asombrosa manera por Snyder. Esto no es un racconto de un hecho que de por sí parece imposible –que 7000 tipos le pateen el trasero a 400.000-; esto es una reinterpretación bellamente exagerada, al punto de llevarla a una dimensión onírica, de la batalla de las Termópilas. No pidamos profundidad en el guión, ni actuaciones memorables. La película no tiene esas pretensiones. Pidamos disfrutar de una aventura de esas con las que los vejetes nos regodeábamos en “Sábados de Súper Acción”, fusionada con las que nos desvelaban desde las páginas de El Tony o Nippur, y articulada en la pantalla con la magnificencia visual de Matrix o el Señor de los Anillos. Pidamos eso, porque eso es lo que hay.

100- Cartas desde Iwo Jima (2007)
La dirige: Clint Eastwood
Actúan: Ken Watanabe, Kazunari Ninomiya, Tsuyoshi Ihara, Ryo Kase, Shido Nakamura

La guerra es un estado de muerte perpetua al que hombres comunes son arrojados sin demasiadas explicaciones. Personas que deberán luchar o morir, les guste o no, sin salida y sin la posibilidad de discutir alternativa alguna. El valor de la vida, entonces, pasa a ser una cuestión de perspectivas. La del político que envía miles de hombres a morir y para quien esos hombres son solo estadística; la del propagandista, para quien esos hombres son material de trabajo, aquel con el que construirá grandes consignas retóricas de nación y heroísmo; la del general de cuya habilidad táctica dependen la vida de esos hombres y para quien, en muchos casos, son solo piezas de un engranaje militar; la del oficial, que se encuentra en el debate interno de cumplir con su deber, salvaguardando la vida de esos hombres de los que es responsable; y la del soldado raso, ese tipo común y corriente, carne de cañón eterna de las guerras, que nunca quiso estar ahí, pero no tiene más remedio y solo piensa en volver vivo a su casa. Estas perspectivas y estos hombres, son los que protagonizan la obra maestra de Clint Eastwood. “La conquista del honor” fue una muy buena película, pero cuya grandeza queda tremendamente reducida al lado de “Cartas desde Iwo Jima”. Donde aquella se veía perjudicada por un guión tortuoso, que afectaba la narración, “Cartas” fluye con la delicadeza y armonía propias de las obras maestras. Donde los personajes de “La conquista del honor” nos parecían distantes, en “Cartas” es imposible dejar de empatizar con este grupo de tipos que se saben condenados de antemano, a quienes llegamos a conocer en profundidad a través de sus actos y sus cartas. Donde en la visión norteamericana se estaba constantemente en riesgo de perder el foco, de tan abarcativo; en la versión japonesa el concepto es tan concreto como conciso, y se desprende de la narración con naturalidad. Está claro, por otra parte, el inconmensurable acierto que constituye realizar una película desde la visión japonesa. Es innegable que tantos años de ver morir soldados norteamericanos en centenares de películas hollywoodenses termina anestesiando los sentimientos. Ya sabemos cómo piensan, como sienten, cómo ven el mundo, cómo entienden (o no) la realidad que los rodea, como enfrentan la muerte, como mueren… Sin embargo, “Cartas” nos pone en los zapatos de aquellos que en la primera película eran apenas sombras entrevistas en el fragor del combate. Y entonces nos exhibe en toda su frágil humanidad a aquellos que históricamente el cine norteamericano se encargó de mostrarnos como un enemigo despiadado, cruel e inhumano. Los espectadores, el cine y la Historia, agradecidos.


La número 101 estaba reservada a alguna que me pudiera olvidar. Y el bonus track es justamente un olvido imperdonable, ya que es una de las películas con las que más me reí en mi vida.


101-Top Secret (1984)
La dirige: Jim Abrahams
Actúa: Val Kilmer

Este delirio pertenece a los mismos autores de "La pistola desnuda"y de "¿Y dónde está el piloto?", pero a mí me pareció mucho mejor que cualquiera de ellas. En una hilarante combinación de parodia a las películas de agentes secretos y a los filmes de Elvis, tenemos una amatralladora de chistes de toda forma y color, al punto que uno puede ver la película por novena vez y va a encontrar chistes que se le habían pasado. El argumento aquí es totalmente secundario, lo imporatante, la clave, es la capacidad de este filme para hacerme reír hasta las lágrimas, sin importar cuántas veces lo vea.

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1 Comments:

Blogger Fede / Billie said...

Excelente ranking, Beto!


A propósito de Lord of the Rings y lo que decías del lenguaje cinematográfico, hay un texto de Christian Metz esclarecedor en ese sentido (están en el punto 2):
http://www.monografias.com/trabajos10/seci/seci.shtml

Ah, y mi peli "bonus" de un ranking así (alguna comedia clásica) iría para "Tonto y Retonto", sin dudas :P

Abrazo

6:18 AM

 

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