Especulaciones presuperclásico
Se suele decir que el clásico es un partido aparte, donde los momentos de los equipos no cuentan, y es bastante cierto. Diría más: el clásico suele ganarlo aquel que viene de punto. Eso tiene una lógica futbolera inexorable, que la entiende cualquiera que haya jugado alguna vez a la pelotita. El que viene en la mala se aferra a ese único partido como tabla de salvación, sabe que rompiéndola ahí salva la ropa y, por añadidura, cuenta con la ausencia de presión porque de última, si pierde, era previsible. Claro, antes de que los hinchas plumíferos se empiecen a restregar las manos me es indispensable hacer una salvedad para esta regla. La misma no suele correr cuando se enfrentan un equipo que viene en caída libre, derrumbándose anímica y futbolísitcamente, sin ningún tipo de argumento futbolero para intentar torcer el rumbo; contra uno que viene en franco ascenso, con un funcionamiento aceitado y el ánimo por las nubes. En esos casos, el segundo le pasa el trapo al primero sin más. Me basta recordar el 2-0 a favor de River en tiempos de Brindisi, o el 3-0 gallináceo en tiempos de Menotti. Boca venía para atrás y no jugaba a nada, River venía puntero y jugando a todo. Y nos pasaron por arriba sin concesiones. Por el lado xeneize vale recordar el paseo en la Heladera al que el 2-0 (y la bicicleta de Iarley) le quedaron cortos, o la tricota en la Bombonera en tiempos del Virrey, el día del Topo Gigio.
Me parece que en este caso, la mano viene por ese lado. Lógicamente esto es fútbol, donde la verdad la tienen 22 tipos y una pelota. Capaz que el domingo sacan a relucir el orgullo, dejan todo y nos lo dejan en flor, o simplemente tienen un golpe de suerte y nos amargan la tarde. Pero lo dudo, hay demasiadas diferencias tanto anímicas, como futbolísticas, como de jerarquía individual. Así que me juego por un triunfo bostero.
Eso sí. La gente está muy enferma. La amargura de la gente de Vélez es a esta altura un clásico, pero putearlo a Russo -que les dio un título- de la manera que lo hicieron, solo porque se fue a otro club, me parece un despropósito. ¡Ah! ¿Era porque les mandamos a La Volpe a cambio? ¡Perdón! Me tendría que haber dado cuenta...
Sobre los hinchas de River -que nos recuerdan siempre la bandera negra- puteando a Passarella, bueno, qué decirles... El tipo fue el mejor 6 de la historia del fútbol argentino, y jugó para River. Ganó 7 títulos como jugador -uno de ellos el que sirvió para cortar la racha de 18 años sin salir campeón- y 3 como técnico. Que lo puteen mocosos imberbes que desconocen estas cosas, vaya y pase. Pero si tenés de 30 años para arriba, no lo podés putear. Period.
Labels: Divagaciones futboleras
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