Apreciaciones de mi 60º recital internacional
Digamos que la cosa parecía haber empezado bien cuando leí -en la entrada, en el sitio, en el diario- que el recital empezaba a las 18 horas. "Bueno", me dije, "esto va a ser al estilo europeo o yanqui: empezarán a las 19, tocarán un par de horas, y a las 22 estoy de vuelta en casa". Claro, eso me pasa por empeñarme en olvidar que vivo en la Argentina. Porque no bien estuve en la cola, alrededor de las 17.30, empecé a percatarme de que la realidad es siempre la realidad, y que había algo seguro: a las 18 no iba a haber ningún recital. Después de que abrieran las puertas a las 18.30 y de estar adentro casi una hora después, la cosa se hizo más patente aún cuando observé con desazón que el tiempo pasaba, AC/DC seguía de fondo, los instrumentos seguían cubiertos con lonas de plástico y Placebo no tenía pensado aparecer. Así se hicieron las 21 horas y nada de nada. Perdón, sí hubo algo. Los plomos destaparon algunos de los equipos, incluida una batería que lucía la inscripción Bonsur. ¡O sea que no solo no van a empezar a las 18, ni siquiera a las 21, sino que además va a haber grupo soporte! ¡Oh, the humanity, THE HUMANITY!, como alguna vez exclamó Newman. Y hablando de humanities, el público de Placebo fue de lo más heterogéneo que he visto en la vida. Siendo la primera vez en mi vida que terminé yendo solo a un recital, y considerando todo el impensado tiempo que tuve para hacerlo, mi actividad favorita consistió en analizar al público concurrente. Demás está decir que en su enorme mayoría, como es de esperar, se trataba de un público de clase media acomodada, para arriba. También una abrumadora cantidad de mujeres, lo cual fue muy satisfactorio porque me permitió ver el recital desde la tercera fila sin sufrir aplastamientos ni empujones de ningún tipo. La variedad femenina iba desde niñitas que no debían tener más de 12 años, a muchachas cuyo aspecto no revelaba mucha estirpe rockera que digamos, a exponentes de esa grey marilinsonesca/evanescente que vino a reemplazar a las chicas Cure/Siouxie/Bauhaus de mi adolescencia. Detalle llamativo que me hubiera arruinado la existencia en caso de ser un muchachito joven y soltero a la caza de féminas: todas -pero todas- las chicas más lindas fuman. Una pena. El plano masculino era un poco más previsible: muchachitos con remeras de Placebo (obvio), Nirvana, The Cure, Manson, Nince Inch Nails, Bowie o Pearl Jam, todos los cuales revelan desde las influencias de Placebo hasta hacia a dónde han derivado los gustos de aquellos que alguna vez fueron cultores del grunge. Y, por supuesto, estaban los chicos andróginos, que pasaban por diversos estadios. A saber: alguno era realmente hermoso y sabía llevar su androginia con estilo, alla Bowie circa The man who sold the world; otro era más del palo Manson, menos glamoro y más oscuro, pero también se defendía; y después estaban los fiascos, que eran de dos tipos: los muchachos que no se dan cuenta que no alcanza con la ropa, el peinado, el rimmel o quebrar la muñeca con la que se sostiene el cigarrillo, es indispensable una sensibilidad femenina, un estilo que surge naturalmente y que hace a la androginia; por otro lado están los chicos -lo que voy a decir no es políticamente correcto, pero es real- de extracción más humilde a los que simplemnte hay cosas que "no les quedan", como el planchado de pelo cuando este es tan grueso que termina pareciendo un casco, o la actitud andrógina cuando tu rostro se parece al de un barra de Chacarita. No queda bien chicos, lo siento.
En fin, más allá de todo esto -y de que cuando sonó Jane's Addiction en la previa, pocos sabían de lo que se trataba- llegó el momento de la banda soporte. Resultó un tanto insoportable, mezcla de los excesos de demagogia del cantante con lo hartos que estábamos por la amansadora. La banda no sonaba mal, es cierto. Pero pecaba de dos clásicos nacionales: lo mal que le queda el castellano a determinados géneros y la ausencia absoluta de coros gancheros. Una vez que Bonsur terminó su breve aunque energético set, apareció finalmente Placebo.
El recital fue excelente por varios motivos. El primero de ellos es que tocaron alrededor de dos horas, con un listado de veinte temas, sin detenerse a perder el tiempo en boludeces, y sin arrugar cuando se les cortó la luz ni cuando largó la lluvia. Si bien no hubieron la cantidad de hits de la vez del Luna -es lógico, estaban presentando disco nuevo- tocaron "I know" que es mi tema favorito de Placebo, y aquel por el que empecé a escucharlos, así que en lo personal me quedé satisfecho. Me gusta además la actitud de Molko quien hace un sabio equilibrio entre el histrionismo propio de una estrella de rock y el manejarse al mismo tiempo como lo que es: un tipo que escribe buenas canciones y al que las circunstancias lo colocan arriba de un escenario, pero que ha estado del otro lado, ahí abajo. Y después está la música, que sonó como la hostia y que tiene esa extraña cualidad placebesca de no ser terriblemente original y de utilizar un número limitado de acordes, melodías, armonías, fraseos y estructuras, pero de tener siempre en la manga un gancho (un coro, un arreglo) lo suficientemente poderoso como para meterte en el bolsillo. ¡Ah! Y en vivo Molko canta con mucha, pero mucha pasión. Y uno siempre compra eso. En fin, que a pesar de la amansadora, a pesar de que tenía los pies hechos una milanesa -tengo un sobrehueso en el pie derecho que, cuando estoy demasiado tiempo parado o cuando juego al fútbol, me duele como la puta madre-, a pesar de la lluvia, a pesar de haber ido solo, el recital estuvo realmente muy bueno y fue una buena manera de apagar las 60 velitas de rock de afuera.
Labels: Rock
3 Comments:
Es increible. Qué es lo que hace que un organizador no pueda dar el horario verdadero de un evento? Porqué hay que sufrir ridiculas e infundadas esperas? No tengo respuesta. Despues resulta que cuando llega el turno de la banda que fuiste a ver ya te queres volver a tu casa a tomar una damajuana de Gatorade. Pero bueno, es asi, somos incapaces de demostrar el mas minimo respeto o profesionalismo.
Muy fiel relato de una situacion en la que me he encontrado en infinidad de oportunidades y tambien muy buena descripcion de la concurrencia. Un poco dura tal vez, pero siempre sincera.
Saludos,
4:41 AM
Usted lo ha dicho, querido Kirko. Es realmente rompehuevos y frustrante que nunca podamos hacer las cosas como la gente. Eso sí: aplausos para el público que, a pesar del garrón, le puso esa pasión que afuera -puedo dar fe- no se consigue.
9:04 AM
La última: en todos lados anunciaban Bad Religion para las 17.30 pero empezó a tocar ¡17.10!
En fin...
9:02 PM
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