Grunge XII: "This is Shangrila"
Nosotros le dábamos duro a Majadonda, porque ahí pasaban buena parte de nuestra música favorita, había lindas mujeres y ricos tragos. Y probablemente hubiéramos seguido yendo ahí si no hubiera sido por un cartelito chiquito y humilde que ví pegado en un poste, sobre Las Heras, una tarde en la que estaba dedicado a la siempre grata actividad del alpedismo. El cartelito anunciaba la apertura de un boliche nuevo, sobre República Árabe Siria, frente al zoológico. El nombre era Tabasco, y bajo él se leía la tantas veces incumplida promesa de "rock". Pero bueno, nos sobraba el tiempo para perder, así que decidimos ir a ver de qué se trataba.
La cosa empezó bien desde el vamos. El lugar era la antigua sede de un boliche ochentoso llamado "Faces", al que había ido varias veces durante esa década. Solo que estaba, digamos, un poquito cambiado. La estructura era sencilla: un portón rectangular que llevaba a un pequeño vestíbulo o recepción, donde te cobraban la entrada (aunque ese día era gratis y más tarde el precio sería cómicamente bajo) y donde había un guardarropas. Pasando un cortinado tan negro como las paredes se accedía a Tabasco propiamente dicho. Una corta escalera de tres escalones daba lugar a un rectángulo del tamaño de tres cuartos de una cancha de fútbol 11. A la derecha, pegada a la pared estaba la barra, iluminada... con un velador. Había dos columnas a mitad de camino, que separaban el sector de la barra y bar (un breve compilado de sillas de mimbre y mesitas de madera) de la pista, que se distinguía del resto por el piso de lozas grises. Y, al fondo, se veía la cabina del DJ, con las entradas a los baños a cada costado. El lugar estaba hasta las manos, como suele ocurrir con la inauguración de cualquier boliche, pero eso no nos impidió distinguir detalles de lo más alentadores. El primero de ellos era la decoración de las paredes, que no era otra cosa que los engimáticos dibujos que decoraban el arte de tapa interno de "Dirt" de Alice In Chains. El segundo era el componente humano. Había de todo, por supuesto. Aunque uno detectaba, por la ropa, por las remeras, por la actitud, que allí había gente de la que uno no veía habitualmente. Había creyentes, como nosotros. Al mismo tiempo, en una inauguración gratuita siempre vas a encontrar todo tipo de personajes que van a ver que pasa. Pero sabés que ese público va a ir decantando hacia la propuesta del boliche. Y ese era el tercer punto, la clave de todo el asunto. Porque si bien en aquella primera noche la música fue ecléctica (aunque siempre dentro del campo del rock) se veía hacia dónde apuntaba. Es cierto, sonaban Divididos y Sumo, sonaban los Stones y los Doors, sonaban los Stone Roses y los Happy Mondays. Pero cuando el DJ puso "Man in the box" de Alice In Chains y una banda de descerebrados invadimos la pista improvisando un mosh tal como si la banda estuviera tocando allí en ese momento. Cuando los cuerpos empezaron a flotar sobre la masa de gente, en un glorioso stage diving. Cuando los que estábamos ahí nos identificamos unos a otros como fervientes acólitos de la misma grey. Ahí todo quedó claro. Es cierto, a todos quizás nos gustaban las otras cosas que había puesto el DJ. Pero nosotros estábamos ahí, porque necesitábamos algo distinto, algo que no se conseguía en ningún otro lado. Y cuando siguieron "Evenflow" de Pearl Jam, "Jesus Christ Pose" de Soundgarden, "Smells like teen spirit" de Nirvana, "Touch me I'm sick" de Mudhoney, "Killing in the name" de Rage Against the Machine, "We care a lot" de Faith No More, "Kool thing" de Sonic Youth, ""Stop!" de Jane's Addiction... Bueno, cuando vino todo eso, no tuvimos más dudas: habíamos llegado para quedarnos. Eso era el paraíso, el Nirvana, Shangrila...
2 Comments:
Me hace acordar a Acero =)
Este blog es adictivo...me encanta! En cierta forma son cosas similares a las que yo vivi o quise vivir reflejadas de una manera muy particular, todo el relato apesta a rock (y eso siempre es genial)
Saludos!
Flor
12:29 PM
Gracias Flor!!!! Saludos!
7:53 AM
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