Friday, April 07, 2006

Grunge IV: "Come as you are"

El otro día andaba por Cabildo y Juramento, donde había ido a encontrarme con un ilustrador amigo para charlar sobre un proyecto que tenemos. Y claro, ya las palabras Cabildo y Juramento para cualquiera que ande en el mundillo rockero -como músico o como melómano- tienen un significado propio. Ausente de toda originalidad, mi caso no es la excepción. Así que, como siempre me pasa, salí disparado hacia atrás en el tiempo, a una tarde de 1992.
El contraste entre el aspirante a abogado de apenas un año antes y el aspirante a Kurt Cobain de ese año era, con lo menos, importante, o tal vez cómico. Me encontraba abocado a la búsqueda desesperada de la gente idónea para armar una banda, la primera. Es que alguna vez había canturreado tímidamente en un combo que quería emular a Pink Floyd -y me habían mostrado la roja por que mis virtudes como cantante emulaban a las de Kuproviesa para jugar al fútbol-, y había desertado de otro cuando yo quería aprovechar la presencia de teclados para hacer algo tipo Faith No More, pero el guitarrista los quería usar para hacer Deep Purple y el tecladista flasheaba con el último de Fito Páez. Sí, ya sé, parece deforme, pero cualquiera que alguna vez haya intentado juntarse a tocar con otras personas sabe perfectamente que se trata de una búsqueda semejante ala del Grial: interminable y de resultados inciertos. Pero bueno, mi experiencia musical se reducía a eso y a un año de clases de bajo, abruptamente suspendidas por mis padres cuando mis calificaciones escolares revelaron que me interesaba más Rock I que Química IV. Eso sí, desbordaba de entusiasmo. Yo quería haber nacido en Seattle. No podía, ya era tarde. Pero al menos pretendía traspolar la movida acá. Quería ser el adalid del grunge argentino. No sabía cantar ni tocar un instrumento, pero eso no iba a ser impedimento para cumplir mi destino. Soñaba, y soñaba en grande. No andaba con boludeces. Todavía no tenía banda y ya imaginaba todas las bandas amigas con las que ibamos a protagonizar la movida, el sello independiente que nos iba a sacar los discos, las fotos con ojos de pez, las bermudas, el sudor, las guitarras destrozadas, el mosh... En mi cabeza estaba todo dibujado. Incluso el disco homenaje al amigo muerto, al estilo Temple of the Dog, que obviamente iba a escribir yo, aunque no supiera escribir música y no tuviera ningún amigo muerto. Claro, de tanto parlotear sobre mis sueños en las clases de la facultad, un día mi amiga Luanda me dijo: "Mi hermano toca la batería, y el mejor amigo toca la guitarra. Y a los dos les gustan esas bandas que te gustan a vos". ¡¡¡Llame ya!!! Así que, tras los telefonazos pertinentes, me encontré subido al 67, camino a Cabildo y Juramento, donde me esperaba el hermano de Luanda.
Dorian era el nombre. Sí, como Dorian Gray. El muchacho era suizo-brasileño, y había vivido 8 años en Uruguay, 8 en Río y, a esa altura, hacía 2 que estaba en Argentina. Pero esos detalles los conocería más tarde. Ahora el tema era reconocer a alguien que no había visto nunca en mi vida.
Igual no fue difícil: un negro con barba candado, trenzas -no dread locks - en el pelo, aros en las orejas, un pantalón arruinado "a la grunge mode" y una remera de Pearl Jam no era lo que uno encontraba a diario por las calles porteñas en 1992. Así que marchamos a charlar a San Cayetano, un barcito sobre Juramento, apenas pasando Cabildo. El mismo en el que me encontraría 15 años después para armar el proyecto con el ilustrador. Un ratito después llegó Ale, el amigo de Dorian. Toneladas de pelo ensortijado que caían sobre la cara al mejor estilo Slash, pantalón jogging semidestrozado con logito de Van Halen y una remera del Pato Lucas, componían el aspecto del susodicho. Empezó el parloteo pertinente (en realidad entre Dorian y yo, ya que Ale hacía gala de un enigmático mutismo): que qué te gusta, que qué querés hacer, que cuánto hace que estás en esto del rock... ¡Uy! Esa última pregunta me la complicaba, mi experiencia -queda claro- era casi inexistente. Así que tiré el buzón y acredité pasos por numerosas bandas previas. Que bueno, que probemos, que en lo de Ale hay un altillo y se puede tocar. Yo estaba en éxtasis, esto no podía ser tan bueno. Así debió haber sido el primer encuentro de los Doors, de la Velvet, de Jane's Addiction, de Nirvana... "El tema es el bajista. ¿Quién toca el bajo? ¿Vos?" ¡Penal! Ni había pensado en eso de tanto fervor. Argumenté que no, que yo quería cantar sin instrumentos, un tema de puesta en escena, de influencias, ¿me entendés? Pero no importaba, yo iba a conseguir a un bajista amigo que la rompía. El único problema era que no tenía la más remota idea de quien podia ser ese bajista, pero ese no era el punto en ese momento. Y entonces, Dorian casi me saca de la cancha en una maniobra de último recurso cuando, muy suelto de cuerpo tira: "Y hay que ver los equipos, ¿qué micrófonos tenés? ¿Tenés caja de voz?". ¡Ah! ¿Cómo? ¡¿Había que tener todo eso?! Pelé la verdulería entera y dije que sí, que iba a llevar todo lo que hiciera falta. Que tenía un amigo con el que habíamos tocado en otro proyecto y que vivía cerca de lo de Ale, así que él me podía prestar las cosas. "Listo, entonces quedamos el sábado a las 5 en lo de Ale?". Quedamos.
Mientras volvía en el 67, proyectando el arte de tapa del primer disco, me preguntaba de dónde carajos iba a sacar un bajista para dentro de tres días y si Fede -el amigo que vivía cerca de lo de Ale, aquel que me había introducido al Nirvana del grunge y con quien mi máximo proyecto musical había sido cantar canciones borrachos en un karaoke- no tendría alguna fecha o ensayo con su banda ese día, a esa hora, con los equipos que yo pensaba tomar prestados...

2 Comments:

Blogger Fede / Billie said...

Beto: es ud un escritor soberbio, y es por eso que sigo sus entregas del "grunge según beto" semana a semana con tanto entusiasmo como lo hacían las mujeres en el siglo XIX con los folletines de Dumas o Sue.
Saludos

2:20 PM

 
Blogger beto9 said...

Jajaja!!! Muchas gracias Fede!!! me ponés en un compromiso, pero vamos a intentar seguir esta patética historia de un "rock hero wannabe" (al menos yo me divierto escribiéndola, eso seguro). Enjoy! Un abrazo.

7:38 AM

 

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