Thursday, March 16, 2006

Grunge I: "Preludio"

La música es el centro de mi vida, lo tengo claro. Si bien me fascinan otras ramas del arte, como la literatura (de hecho, me gano la vida con ella) y el cine (en cierta medida, también: escribiendo sobre él), solo la música posee dos virtudes propias e intransferibles: su inmediatez y su carácter evocativo. Por eso es inevitable que sea la más emocional de las artes, y también la más catártica. Ningún arte posee la propiedad de ser percibida en su totalidad de manera instantánea, pudiendo reproducirla (cantando) en cualquier lugar o momento. Ningún arte dispara instantáneamente pensamientos, imágenes, sensaciones, estados de ánimo. Cuando estaba internado, veía películas, leía libros y cómics, pero solo la música lograba un efecto curativo.
Pues bien, de toda la música que anda dando vueltas y que me gusta, mi preferida es el rock. El porqué será tema de otro texto. Porque a lo que me quiero referir es a un género específico del rock. Sí, obvio, el del título. No me atrevo a afirmar que es mi preferido pero, si no lo es, pega en el palo. En realidad tendría que ampliar un poco más y referirme a la música alternativa yanqui de principios de los 90's. Y si bien tengo otros géneros que amo profundamente (el rock del período 1965-1975, el post punk, el brit pop), el grunge está directamente relacionado con un período muy especial de mi vida. Es MÍ música. Escucharla solo me remite a momentos únicos, irrepetibles. Sobre todo eso: irrepetibles. Fue la música que acompañó uno de los períodos más felices de mi vida. Y es la irrepetibilidad de los hechos y factores que ocurrieron en ese momento, conjugados con la perspectiva que provee el paso del tiempo, lo que le da tanto peso a esa música. Y es también el hecho esencial de que durante ese período, como nunca lo había sido y como ya no lo volvería a ser, la música era TODO, el centro absoluto sobre el que giraba toda mi existencia. En esa época todo me parecía posible. Ahora sé que no lo es. Esa, por ejemplo, es una de las razones por las que esa época, esa hermosa ingenuidad, es irrepetible. Fue una época de descubrimiento y de liberación. Descubrir qué era lo que quería para mi vida y liberarme de la pesada estructura con la que había cargado durante 20 años. Dar un giro de 180º. Patear el tablero. Fui realmente libre a partir de 1991. Y "Smells like teen spirit" fue el himno de ese nuevo estado...

0 Comments:

Post a Comment

<< Home