Monday, July 30, 2007

Aflojemos un poco...

Ahora se fue Bergman. Tá. Tenía 89 años, así que estaba dentro de las posibilidades. De última tuvo tiempo para darnos todo lo mejor de lo mucho que tenía para darnos. Pero, qué quieren que les diga: aquello sobre lo que él se pasó reflexionando a lo largo de la mayor parte de sus películas. Ese temita que hizo de "El Séptimo Sello" una obra suprema que trasciende la cinematografía. Ese asunto, que no es otra cosa que La Muerte, podrá ser analizado de mil maneras, una más genial que la otra, pero habrá algo que se mantendrá siempre fuera de discusión: es un bajón.

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Friday, July 20, 2007

Hasta luego...

La vida es extraña. La muerte, ni hablar. El 7 del 7 del 7, mi padrino, Pataio, aquel gracias al cual hoy soy muchas de las cosas que soy, se tomó el buque, seguramente al Cielo. Dos días después nevaba sobre Buenos Aires, justo en el 50º aniversario del Eternauta. Y pareció un homenaje doble, a Oesterheld y a Pataio. El primer ejemplar que leí de El Eternauta fue una edición original que encontré en el cuarto de Pataio, una treintena de años atrás, cuando él era un veinteañero que todavía vivía con sus viejos. Con los años, en innumerables vacaciones en la quinta familiar, conocería a Nippur, a Dago, a Mark, a Savaresse, a Pepe Sánchez, a Dax y a tantos otros en las páginas de los Nippur, los D'artagnan y los Skorpio, que Pataio -especialmente- y mi viejo devoraban con pasión. No sabría lo que era Humor o Fierro, si no fuera por él. Es decir, ¿cuánto tuvo que ver Pataio en que hoy pueda ganarme la vida haciendo historietas? Y ayer, nada menos, casi como si él hubiera pedido especialmente que subiera a hacerle compañía, que lo hiciera cagar de risa como siempre, que compartiera con él ese humor tan semejante que tenían, tan cargado de lucidez e ironía, ayer nomás se fue el Negro. El Negro querido, otro amigazo que conocí de la mano de Pataio y de mi viejo, y que me hizo cabalgar por la cintura cósmica de la Pampa visceral junto a Inodoro y al Mendieta, el mismo que a través de Boogie se reía del militarismo cuando el militarismo era gobierno, el mismo cuyos libros devoré uno detrás de otro cuando estaba internado, porque pocos me hacían, hacen y seguirán haciendo reír como el Negro. En doce días me quedé sin mi tío más querido, y sin ese otro que era tan querido como si fuera un tío, aunque no hubiera tenido el gusto de conocerlo. Ahora estarán juntos, haciéndolo leer historietas y contándole chistes al Barba, que en su egoísmo los quiso para Él solo. Que lo parió...

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Monday, July 16, 2007

Ahí está la puerta

Se impone hacer otras consideraciones, porque si bien el mufismo del Pupi es inobjetable, está claro que no es el único causal del fiasco de ayer. Y he de empezar esta reflexión cayéndole impiadosamente a otro que lleva sobre sí una teórica aura de irremplazibilidad y que en realidad exige un remplazo urgente: el Ratón Ayala. El Ratón es el Gran Capitán de la Camada Pierdetutti instaurada por Passarella a partir de 1994. Porque este muchacho, enorme cabeceador y en otros tiempos buen tiempista, es el primero en la fila a la hora de mancar en los partidos chivos -eso de lo que acusan a Román-, y procedo a enumerar:

1- Ayer durmió en el gol de Baptista, y convirtió un increíble gol en contra. Ambos tantos sentenciaron la suerte de Argentina, particularmente por los momentos en que se dieron y por la debacle anímica que generaron.
2- De la misma manera durmió en el gol de Adriano del 2004, que llevó a los penales que le dieron el título a los brasucas.
3- No contento con eso, durmió en el gol de Klose en Alemania, que llevaron a los penales, donde él y otro perdedor consuetudinario (el Chuchu "Pecho de heladera" Cambiasso) erraron para que nos quedemos afuera.
4- Claro, él ya sabía de dormirse en Mundiales, porque en 1998 fue espectador de lujo para ver cómo Bergkamp bajaba ante sus narices un pelotazo de 50 metros para meter el gol que nos dejó afuera.
5- Pero como lo testimonian su más de un centenar de partidos en la Selección, el Ratoncito fue trabajando esa costumbre desde pibe. Y por eso en Atlanta '96 se quedó enganchado para que Nigeria pusiera el 3-2 en la final de los Juegos Olímpicos.

Claro, aparecerán los mogólicos que te insitirán con que Burdisso no puede ser el 2 de la Selección porque -en esa increíble costumbre de calificar de perdedores a tipos que se cansan de ganar títulos- es un burro y un perdedor. Un tipo que con 22 años ya había ganado Libertadores e Intercontinentales en Boca, un Mundial Juvenil, una Medalla de Oro en Atlanta y que logró algo que parecía casi imposible: que el Inter salga campeón.

Hay que entender que esto es fútbol. Y el fútbol es un estado de ánimo. Ese estado de ánimo se contagia. Y si vos tenés perdedores como base de tu Selección, van a transmitir esa onda y vas a perder. Punto. No tiene vuelta, ni discusión posible. Lo sabe cualquiera que haya jugado al fútbol. Y, aunque en sus clubes la rompan y hayan ganado títulos, en la Selección hay determinados jugadores que han construído una gran bola de nieve hecha de derrotas. Le pasó a River en los '90 contra Boca. Se tuvieron que ir los Hernán Díaz, los Astrada, los Berti, los Celso Ayala, para que River alivianara un poco la paternidad xeneize (solo un poco ,¿eh?, tampoco se la vayan a creer). Bueno, es indispensable que los Zanetti, Ayala, Cambiasso, Verón (Ortega, el Kily y el Piojo están afuera hace rato, por suerte), Crespo -y eso que es un enorme goleador, pero carga con el karma- lo miren por TV. Y sumo al Pato, que no pertenece a ese grupo, pero que está demasiado lejos del Pato de la Boca...

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Sunday, July 15, 2007

Eterna amargura de una mufa sin retorno

¿Qué se puede decir? Pasó lo que suele pasar en los clásicos, en los que el que va de punto juega como si se le fuera la vida en ello y termina ganando. ¿Qué Brasil tuvo culo? Sí, siempre lo tiene. Si la de Román entraba en vez de pegar en el palo, estaríamos hablando de otro partido. Pero Brasil siempre le da una mano al culo natural que tiene. Entonces te hace un partido como el de hoy, te pone tres tipos encima de Román, tres encima de Messi, presiona, sin parar, hace faltas todas las veces que la tolereancia del árbitro se lo permite y así maniata a la Argentina. Y después, se sabe que si tienen alguna, lo más probable es que te vacunen: tuvieron dos y la mandaron adentro, y nosotros como si hiciera falta, contribuimos con el gol de Ayala. No tiene vueltas: Brasil no jogo bonito, pero jogo efectivo. Y eso siempre paga en cash.
No les voy a mentir: ya la cosa me olía mal desde el vamos. Había como un excesivo triunfalismo, epitomizado por Canal 13 y su onda chauvishow, condimentada con el antiriquelmismo desaforado de Macaya. Pero no era solo eso, no.
El tema era otro. Había un nombre que me retumbaba en la cabeza como una profecía de derrota inexorable. Sí, sí. Estoy hablando de él. Es que, ¿cuándo por el amor de Dios, cuándo vamos a entender que el Pupi Zanetti es mufa? Pekerman lo dejó afuera e hicimos el mejor Mundial desde el '90. Bielsa lo dejó afuera y Argentina ganó el Oro Olímpico, nuestro único título desde que el Pupi juega en la Selección. ¡Papá, si hasta el apodo te vende que el tipo es mufa! Con el Pupi como común denominador, Argentina llegó a tres finales y las perdió todas. En el Inter le pasó lo mismo. Solo pudo salir campeón cuando le dieron el título tras sacárselo a la Juve. No me hablen del último de todos: un título sin la Juve ni el Milan en la disputa, no es título. Y no lo digo en joda, ¿eh? La gente mufa existe. De hecho, antes del partido, cuando mi amigo Dorian (brasileiro él) me dijo que ya eramos campeones, yo le dije: "Pará, que juega Zanetti". Y jugó nomás. ¿Sabés quién es el campeón?

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